Kei Linch se enamoró del rap con 13 años porque, gracias a él, se sentía segura y podía decir lo que quería sin censura y sin sentirse juzgada. Tras años de experiencias como rapera, ha decidido sacar su álbum debut Dulcinea y ha dado a conocer el duro camino que ha tenido que seguir, no solo por ser muy joven, mujer y de un pueblo, sino por tener el doble reto de mostrar que tiene una buena voz, a la vez que se gana el respeto de la industria.
No obstante, pese a las difíciles experiencias, ella tiene sus sueños claros y poco a poco los va cumpliendo, como ha ocurrido con Dulcinea, con el que pudo vivir un proceso de creación del álbum "bonito, tranquilo y sencillo", ya que sus canciones y colaboraciones han surgido desde el amor a su proyecto. Aún así, ella quiere más y tiene varios shows preparados, para los que, incluso, está ensayando con una banda.