Tras su separación y la confesión de la infidelidad de Jonathan a la que ha sido su mujer, él anunció que tenía un objetivo y era recuperar el amor de la madre de su hija. Él ha aparecido con una flor para ella y poco a poco han ido limando asperezas. Ella, que no sabía cómo reaccionar, ha dicho en un primer momento: "Me va a dar una embolia". Por lo pronto, él parece estar muy dispuesto a mejorar, aunque todo llevará su tiempo. "Quiero aprender, mejorar... Aunque hay cosas en las que me tienen que querer tal y como soy", ha dicho con mucha actitud.
El primer paso para que se reconcilien ha sido enmendar los fallos del pasado, por eso Jonathan ha dicho: "Te pido perdón y solo te digo que quiero mejorar, no te pido nada más. He seguido trabajando conmigo mismo y los puntos que tú me pediste". De esta manera han conseguido poner las cartas sobre la mesa para aclarar qué es lo que sienten y lo mejor de todo, qué es lo que quieren.
Reconociendo sus errores
"Soy un desastre y lo sabes", ha dicho él, para seguir añadiendo: "No soy tan cariñoso como tú pero no significa que yo no te quiera. Tonta, que te quiero mucho, pero mucho mucho", y por eso se han fundido en un precioso abrazo que no ha tenido desperdicio. A diferencia de otras ocasiones, no han perdido las formas y por eso han estado conciliadores, con ganas de resolver sus problemas aunque sea por el bien de la hija que tienen en común llamada Valeria.