La actriz empezó a narrar una parte también desconocida de su vida y que era, precisamente, lo que desgraciadamente le hacía a la una entender sus respectivas historias. "A mí nunca me han maltratado físicamente, pero si moralmente, de manera que no puedo ser independiente y no me veo a mí misma", decía emocionada Yolanda Ramos: "Yo no te creí cuando tú me dijiste que tu hija y tú habíais tenido lo que tuvisteis y creí que exagerabas. ¿Sabes por qué? Porque yo, como tantas otras, también hemos sido de alguna manera maltratadas. No te creí porque a mí me habían dicho cuando yo cantaba mis derechos que era exagerada".
Por este mismo motivo, Ramos se sentía muy agradecida con su compañera por la valentía de contar un relato tan duro como el suyo de una forma tan público con todo lo que eso conlleva: "A algunas no nos han pegado, no nos han tirado de los pelos, pero no nos han dejado ser. Por eso te doy las gracias porque creo que es una manera de unirme a ti", le reconocía: "Es muy bonito fardar de que soy amiga tuya, más ahora, y quería darte las gracias por lo que has hecho".
"¿Hemos estados a la altura tus amigas?"
En cambio, para Rocío Carrasco la postura tanto de Yolanda Ramos como de otras amigas no dependía de ellas, sino de ella misma: "Habéis estado todo lo que yo os he dejado que estuvierais por esa forma de ser que yo tengo, por esa vergüenza absurda de, en un momento dado, no querer contar las cosas tal y como son", le reconocía: "Porque muchas veces se tiene un sentimiento de culpa que tú te planteas si 'seré yo esa persona que describen'. Yolanda es amiga mía, no es una conocida, una compañera, y le he contado cosas muy puntuales de mi vida. Eso es un responsabilidad mía, no es vuestra".