'Sexo en Nueva York' fue una serie con la que muchas mujeres rieron y lloraron con sus protagonistas. Convertida en todo un icono de la televisión, comenzó a emitirse en 1998 y poco tardó en atrapar a personas de todas las edades y nacionalidades. Las aventuras y los problemas vividos por sus cuatro protagonistas, a cada cual más divertida que la anterior, descubrieron una nueva forma de consumir televisión y marcaron toda una época.
Las idas y venidas de Mr. Big y Carrie
Después de tantos desplantes, Carrie se acabó quedando con él porque, finalmente, Mr. Big lograba conectar con sus necesidades, ideas, reflexiones y con su estilo de vida, inseguro, alocado y descontrolado. Además, dejó de pensar en sí mismo para empezar a pensar en dos y porque nunca pretendió cambiar el carácter de la protagonista.
El 'Absolut Cachas' que conquistó a Samantha
Samantha se caracterizó por ser el personaje más liberal de las cuatro amigas. Viviendo el sexo sin ningún tipo de tapujos, sus relaciones amorosas y sexuales resultan casi imposibles de contabilizar durante todo lo que duró la serie. A pesar de que nunca necesitó tener a un hombre a su lado, el papel de Kim Catrall acabó siendo conquistada por Smith Jerrod, o como ella misma le llamó: 'Absolut Cachas'.
Smith Jerrod entró en la serie como un actor cuya carrera es impulsada por Samantha, quien usa sus conexiones como relaciones públicas, consiguiéndole un trabajo como modelo que después se convierte en un papel en una película. Justo cuando piensa que la experiencia y la edad de Smith no son suficientes para ella, él le da su apoyo incondicional durante su lucha contra el cáncer de mama. En el episodio final, Smith le dice que la ama, a lo que ella responde con un "significas más para mí que ningún hombre en toda mi vida", lo cual para Samantha es una frase más que difícil de decir.
Los jeans post-parto de Miranda
Sin quererlo, Miranda fue la primera de las cuatro protagonistas en estrenar maternidad. Quedándose embarazada por sorpresa de un amigo especial con quien no mantenía ningún tipo de relación estable, la pelirroja de la fabulosa pandilla de amigas de Manhattan decidía seguir adelante con lo que el destino le había deparado. Creyéndose una mujer difícilmente accesible, finalmente acabó cayendo ante los encantos del padre de su hijo, Steve, con quien se acabó casando.
Después del embarazo y del parto, Miranda comprendió que su cuerpo no era el que había tenido 9 meses atrás: había engordado porque uno de sus vaqueros favoritos que antes tanto se ponía ya no le servían. Varios capítulos después, esta volvía a intentar probárselos y para su júbilo... ¡le servían! Ese momento en el que Miranda consiguió volver a entrar en sus pantalones tras haber sido mamá se convirtió en todo un hito de la serie y es que habría que preguntarse qué mujer no se sintió identificada en ese momento con el personaje pelirrojo.
"Señor agente, me dejó a través de un post-it"
En la sexta temporada, a Carrie la dejan con una nota en un post-it. El emisor de tal descortés misiva era Berger, un escritor bastante satírico que se convierte en la media naranja intelectual de Carrie. Entre bromas ingeniosas y varias cosas en común, una relación florece entre ellos y la protagonista se enamora de la honestidad de su nuevo galán.
A pesar de su buena relación inicial, poco a poco surgen los encontronazos entre la pareja pues Carrie no termina de encajar el carácter y la personalidad de Berger. Viendo que la relación se deteriora, Berger decide romper con la protagonista de esta extraña relación de amor dejando el post-it con el famoso escrito: "Lo siento. No puedo. No me odies". Al igual que Carrie, todos los espectadores se quedaron boquiabiertos e indignados ante la falta de caballerosidad pero, como ella misma dijo: "hasta de las peores relaciones se aprende algo".
La boda judía de Charlotte con su segundo marido
Charlotte York era uno de los personajes de 'Sexo en Nueva York' que más confundía a sus espectadores. Demasiado recatada y correcta para muchas, el papel de Kristin L. Davis hizo que dentro de la serie, el público viera a través de sus pantallas cómo una mujer vivía que su aparente matrimonio feliz se desmoronara por culpa de tener una bruja como suegra y un marido con poca chispa. Aún así, Trey MacDougal acabó siendo agua pasada con un divorcio del que Charlotte consiguió salir quedándose con su preciosa casa.
La señora MacDougal pasó a la historia y Charlotte volvió a encontrar el amor de la mano de Harry, un hombre del que nunca pensó enamorarse. La audiencia de la serie olvidó su primer y fallido matrimonio porque, incluso si su gran boda judía o su galán definitivo no era lo que una niña bien de Park Avenue habría deseado durante toda su vida, lo cierto es que el resultado final no pudo ser más bonito y emotivo. La ceremonia fue un desastre pero, según Carrie: "Cuanto peor salga la boda, mejor será la vida en pareja".
Una americana en París
El último amor de Carrie antes de Mr. Big fue un artista ruso bastante más mayor que ella, llamado Aleksandr Petrovsky e interpretado por el actor Mikhail Baryshnikov. La vida de la protagonista daba un giro radical cuando este le pedía que se fuera a vivir con él a París, cosa que Carrie no tardó mucho en aceptar y perseguir al que pensaba que era el hombre definitivo y el amor de su vida. Sonaba bonito pero al final el cuento de hadas no acaba como se esperaba.
Durante su estancia en la capital del amor, Carrie no tardó en darse cuenta de que había conocido a una persona con dos caras y de que el Alexksandr parisino nada tenía que ver con el hombre del que se había enamorado en Nueva York. Egocéntrico, inseguro y pretendiendo anular a Carrie para que todo girara en torno a él, el artista acabó cavando su propia tumba sentimental.
El inspirador discurso de Samantha por el cáncer
Uno de los momentos más duros de la serie fue cuando Samantha comunicaba a sus amigas que sufría cáncer. Siendo una mujer tan presumida como era ella, quiso restarle importancia a su padecimiento y decidió comprarse una peluca para seguir viéndose como antes. El momentazo de la serie vendría cuando, dando un discurso sobre el cáncer, Samantha se liberó de sus inseguridades.
La mujer interpretada por la actriz Kim Catrall no se rindió ni en los peores momentos. Durante su exposición hablando sobre todas aquellas mujeres que sufrían lo mismo que ella, acabó demostrando su valentía quitándose la peluca y diciendo, sin callarse nada, lo mal que lo estaba pasando al sufrir sofocos y malestares las 24 horas del día.
El corte de pelo de Carrie
Los peinados de Carrie han sufrido una evolución paralela a sus estilismos cada vez más trasgresores que ha ido luciendo la actriz a lo largo de las seis temporadas de la serie. Durante las primeras temporadas, Sarah Jessica Parker presumía de unos rizos muy marcados y ya a partir de la tercera, a pesar de que su pelo alborotado marcaba tendencia, Carrie sorprendía de vez en cuando con el pelo completamente liso o con unos tirabuzones propios de una muñequita.
Cuando se creía que los cortes de pelo de la protagonista de 'Sexo en Nueva York' no podrían sorprender más, Carrie apareció con un favorecedor pelo corto en la quinta temporada justo en la presentación de su primer libro. Finalmente, un año más tarde, Carrie se despidió de la serie con la melena a la altura de los hombros y las puntas hacia afuera.
Los grandes placeres de Samantha
Samantha era la sexualidad personificada. Contrastando fuertemente con la dulce Charlotte, el personaje interpretado por Kim Catrall no tenía pelos en la lengua ni se callaba las cosas. Considerándose una mujer independiente y plenamente capaz de vivir sin una relación estable, Samantha disfrutaba de su sexualidad con los personajes más variopintos y no precisamente por su apariencia a simple vista.
El momentazo de esta vida sexual tan activa llegó con un cierto disgusto por parte de la protagonista y es que, durante una noche de pasión, esta se encontraba con los grandes atributos de su nueva conquista, un hombre cuyo único problema era haber sido dotado de centímetros de más. "Carrie, si lo que tiene entre las piernas hubiera sido el Everest, yo no hubiera pasado ni del campamento base", le había dicho a su amiga intentando explicarle su "gran" problema. Querida Samantha, ¡cómo eres!
El collar de Carrie
La gran protagonista de 'Sexo en Nueva York' tenía un collar dorado con su nombre al que guardaba un especial aprecio. En muchas ocasiones se la pudo ver luciendo este complemento hasta tal punto que se ha convertido en un símbolo de la serie. Puesto de moda incluso entre las espectadoras y fans de la serie, este tipo de collares con nombre se convirtió, aunque toda lo sigue siendo, en un 'must' con el que muchas mujeres cuentan en su tocador.
El collar de Carrie fue comprado por ella misma en un mercadillo y lo llevó a lo largo de toda la serie. Cuando lo pierde en el último episodio, es probable que todas las devotas de la tendencia nameplate se llevaran la mano al cuello buscando su colgante. Afortunadamente, lo volvió a encontrar en París, cuando todavía estaba con Alexksander, y su aparición acabó haciendo que se diera cuenta de lo mucho que extrañaba su vida en Nueva York, a sus amigas y, sobre todo, a Big.
La inapropiada cana de Samantha
Sin duda, uno de los grandes momentazos que Samantha brindaba a todas las espectadoras de 'Sexo en Nueva York' fue cuando decidió que sería mucho mejor teñirse una caña encontrada en el vello de sus partes íntimas antes que arrancársela. La divertida ocurrencia de la protagonista dejó en la serie uno de los momentos más hilarantes y absurdamente graciosos de todas sus seis temporadas.
Los años no pasan en balde y tampoco para Samantha, cosa que siempre le había preocupado aunque no como para amargarse por ello. El look de sus partes más íntimas se vio amenazado por una despreciable cana y la solución con la que dio no fue la más idónea pero, sin lugar a dudas, fue todo un acierto por parte de los guionistas, ya que consiguieron millones de carcajadas con esa divertida escena.
El vestido desnudo de Carrie
Uno de los momentazos de la serie era el anuncio en los autobuses de línea en los que todos los habitantes de Nueva York podían ver a una Carrie ataviada con un vestido color piel y un cartel que rezaba: "Carrie Bradshaw sabe sobre sexo y no tiene reparos en mostrarlo". Ese vestido de estilo lencero se convirtió en otro hito de la serie, al igual que su collar nameplate de "Carrie'.
La imagen publicitaria situada en los principales medios de transporte de la ciudad horrorizaba a Carrie, sin embargo, resultó tan simpática aquella escena que pasó a formar parte de la intro de la serie y es que es imposible olvidar aquella vestimenta y, sobre todo, la reacción de la protagonista al verse a sí misma con aquel escrito por todas las calles de su adorada ciudad.