Rocío Carrasco ha ido revelando diferentes episodios vividos a lo largo de su vida y uno de los que ha contado en esta nueva entrega de 'Rocío: contar la verdad para seguir viva' ha sido el de su boda y su luna de miel. Todo lo vivido por la hija de Rocío Jurado ha estado enmarcado en lo que la prensa iba diciendo y, por eso, tanto su boda como su luna de miel estaban vendidas a una conocida revista.
"Después de la boda llega la luna de miel. Teníamos vendida la exclusiva con Hola y dentro de esa exclusiva iba la luna de miel. Ese dinero de esa exclusiva se usó solo y exclusivamente para pagar la boda, que fue un dineral. No recuerdo la cifra exacta pero era alrededor de treinta y pico millones de pesetas lo que costó la boda y lo que no fue la boda también", comienza diciendo Rocío Carrasco, tras lo que explica la forma de trabajar que tenía Amador Mohedano con sus temas: " Me refiero a que la persona que estaba haciendo de intermediario y de interlocutor tenía un beneficio de eso también. Era Amador".
En cuanto a la luna de miel, todo fue bastante cómico, puesto que era dos jóvenes de 18 años recién casados que no organizaban nada y que iban guiados por diferentes miembros de la familia: "La luna de miel nosotros no sabíamos dónde íbamos hasta que no montamos en el avión. Esto era algo que sabían Amador y Javier Osborne, el director de la revista. Iba con mi tío Juan porque mi madre no quería que me pasara nada y no estuviéramos solos. Me monté en el avión como la que va de yincana porque todo era secreto. Aquello me hizo gracia y me gustó".
Un poquito interesado
Rocío Carrasco continuaba con el relato: "Llegamos a Mauricio y, aunque me encantó, no lo disfruté. Date cuenta que íbamos controlados. No puedo disfrutar de tirarme en la playa y no hacer nada. De repente suena el teléfono de la habitación y una persona me habla en inglés y sabía quién era. Era una persona que se llamaba Carlos Helber, amigo de mi familia. Cuelgo en seguida y digo que está aquí. Aquello era un número, todo el mundo buscando, era una parodia. Cuando volvimos a España se publicaron las fotos, efectivamente Carlos Helber estaba ahí como yo bien había dicho. No te puedo contar esto sin decirte que la única persona que lo sabía era Amador y el director de la revista. Por descarte...", explicaba echando las culpas a su tío.
La entrevistada decidió que no iba a trabajar con Amador Mohedano por nada del mundo a raíz de estos dos episodios que ha contado: "Yo a mi madre se lo digo de soslayo pero con él tengo una conversación. Lo corroboró con una persona responsable de la publicación y tengo una conversación con él que no termina muy bien. Él quería ser mi representante. Yo me doy cuenta de lo que me doy cuenta y entonces llego a la conclusión de que eso no lo quiero y que como no lo quiero pues sigue siendo mi tío pero que no iba a trabajar con él".