"¿Qué vamos a hacer por mil euros si es lo que nos gastamos en unos zapatos?"
La que fue tentadora asegura que las cosas sucedieron de una forma muy distinta a cómo se habían contado. Según ella, fue el paparazzi el que se puso en contacto con ellos para intentar pactar un robado "en un sitio donde ya anteriormente le había sacado fotos a Tom y Melyssa". Ante esta proposición, la pareja le dijo que no, pero añadiendo el chascarrillo de la discordia: "Y dijimos: 'Sí, claro, las hacemos ya en una tienda de bebés'. Pero fue vacilando". Ellos mismo reconocen que esas cantidades de dinero que se escuchan el audio no son las que ellos se plantearían para acceder a hacer algo así: "Ya dijimos que por esa cantidad de dinero no nos movíamos de casa", reconoce Sandra. "Le he dicho: 'No, no, mínimo 3.000 o 4.000 euros', pero le estaba vacilando", justifica Tom Brusse.
"Le estábamos vacilando"
Pero lo cierto es que, hayan aceptado o no, la pareja fue igualmente pillada por el fotógrafo durante una tarde cualquiera de la pareja. Tal y como se puede ver las imágenes, Tom Brusse deja Sandra en el parking de una tienda de muebles y la joven, siendo consciente de que está siendo seguida por el paparazzi, se pasea por toda la tienda a toda velocidad, consulta un par de productos mientras habla por teléfono y abandona el lugar por la puerta de emergencia.
Tras esto, se reúne con su pareja en una gasolinera y ambos se suben el coche y se marchan a la casa que comparten en Madrid sin molestarse mucho por el hecho de la constante presencia del fotógrafo. Ante estas imágenes, Sandra también tenía una explicación: "Él nos pilla saliendo del hotel donde nos negamos a hacer el robado. Vimos que era él, le llamé y me dijo que tenía que hacerlo sí o sí".