Participar en 'Top Chef 2' no es ninguna broma. Cada vez van quedando menos concursantes y las pruebas se van complicando. Eso lo sabe muy bien Susi Díaz, la cocinera que forma parte del jurado del programa culinario junto a Alberto Chicote y Yayo Daporta.
Susi Díaz: Para mí fantástica. Me he sentido muy segura tanto profesional como estéticamente. Es decir, además de ejercer mi labor de juez, ya tengo más confianza con las maquilladoras para decirles cómo quieres verte, algo que para las mujeres es importante. Cuando se sientes segura actúas mejor, hablas mejor y estás mejor en general.
Susi Díaz: "En esta temporada me he sentido mucho más segura"
S.D.: Sí, además Alberto es mi amigo del alma. Ya conocía a todo el equipo y cuando miras a un cámara es una persona que ya conoces. El año pasado cuando pisé el primer día el plató estaba muy nerviosa con tantas cámaras y tantas luces. Este año he estado mucho más suelta. Eso hace que disfrutes mucho más de la grabación de los retos, me he dedicado más a analizar a los concursantes,... Por tanto, para mí ha sido evidentemente mucho mejor esta segunda temporada.
S.D.: Yo creo exigir, he exigido igual. Lo que ocurre es que este año los concursantes, como véis, tienen más nivel y eso hace que pidas más, claro. No puedes exigir lo mismo a una persona normal que a una que tiene una estrella Michelín.
B.: Precisamente los concineros se exponen mucho al tener un restaurante a sus espaldas.
S.D.: Bueno sí, pero también los errores son una cosa puntual que le puede pasar a cualquiera. Yo creo que el peor error que puede tener un concursante es que no le dé tiempo a terminar el plato o que no lo haga en condiciones porque se acaba el tiempo. Pero tienen muchas más cosas para ganar que para perder: la gente te cnoce, te ubica y te ponen cara. Yo creo que todos los que pasan por 'Top Chef' tienen mucho más que ganas que perder.
B.: No solo los concursantes se exponen y se hacen populares. Estos programas también hacen que el público se acerque un poco más al mundo culinario.
S.D.: Totalmente. Cuando ven al cocinero cómo sigue los pasos y con qué respeto se trata al producto se crea una cultura gastronómica. Todo esto fomenta que comamos mejor y que nos volvamos más exigentes a la hora de comer y a la hora de presentar los platos. Ahora cuando salseamos, por supuesto a nadie se le ocurre echar la salsa por encima del producto, hasta hace cuatro días en cualquier restaurante te tapaban todo el pescado o la carne...
B.: También este tipo de espacios anima a los jóvenes a formarse como cocineros.
S.D.: Sin duda. El ejemplo más claro es el de los niños. Vas a un colegio y preguntas a niños de 8 o 9 años y más de la mitad levantan la mano si preguntas por quién quiere ser cocinero. Hace diez años levantarían la mano uno o dos, el que tuviese algún familiar o tuviese la cocina por vocación. Pero estos programamas hoy en día están haciendo que la gente tenga más pasión e ilusión por la cocina.
B.: Hablando de niños, ¿te gustaría trabajar con ellos?
S.D.: Pienso que no. Me gusta ver la cocina pero para un niño es un juego cocinar. Creo que a lo niños hay que introducirlos en la cocina, enseñarles a comer bien pero no que cocinen ellos. Me gustaría hacer un programa en el que yo les tenga delante de mí y cocine para ellos y les enseñe a comer y ver sus caritas investigando los alimentos y emocionarles con cosas buenas. Hablarles de los productos. Pero cocinar ellos no hasta que sean un poco más grandes.