Parece ser que el conocido 'un clavo saca a otro clavo' es un refrán que Sofía tiene más que interiorizado. Desde su fallido lío amoroso con Suso nada más entrar en la casa de 'Gran Hermano', la navarra, aunque no lo reconozca, ha intentado por todos los medios llamar de nuevo la atención del motero. Con la repesca de Raquel, la reconquista del catalán se convirtió en tarea imposible para la hija de Maite así que decidió cambiar su objetivo y caramelar a otro habitante de la casa de Guadalix de la Sierra, Ricky.
Al principio, Ricky le sigue el juego con algún que otro susurro pero pronto se cansa y le pide que le deje dormir. Sofía no se da por vencido y le quita una y otra vez al joven la manta para que no pueda arroparse. "Realmente no quiero dormir, pero no voy a hacer nada contigo así que sí voy a dormir", reacciona él. Ante tal contestación, la navarra se desespera y le increpa: "Esas gilipolleces me ponen nerviosa...Tienes que ser claro", insiste ella. "Me da igual que te enfades", sentencia el musculoso.
Sofía, ¿dependiente de los hombres?
Durante todo el concurso, la joven siempre ha querido que los concursantes de la casa se fijaran en ella. Su primera conquista fue Suso y este se rindió bastante pronto a sus encantos, aunque también se cansó bastante pronto de ellos. Ahora, con Ricky, todo parece más complicado ya que este no le sigue el juego y eso es algo que descoloca bastante a la navarra. ¿Estará acostumbrada a que los hombres le bailen el agua? y sobre todo, ¿necesitará ser el centro de atención de estos para sentirse bien?