Lo hacía ya en el episodio 0 de su nueva serie documental, 'En el nombre de Rocío', cuando explicaba el motivo que había ahora detrás de estos nuevos episodios. Para ello, esta vez Rocío Carrasco señala a los que son sangre de su sangre y aquellos más allegados a ellos. "Al igual que el ser, ellos juegan con el silencio, piensan que nunca se va a saber, que nunca se va hablar. Y te retan para que lo hagas, y saben que no lo has hecho".
Por eso ahora es el momento de hablar, porque tras muchos años de silencio acompañados de dolor pero también un trabajo psicológicos y psiquiátrico personal, está preparada: "Y ya no hay ni más retos, ni más provocaciones, ni más miedo, porque yo no tengo que tener miedo". Por ello, plantará cara a todos aquellos que han hablado no solo en su nombre a lo largo de los últimos años, sino también en el de su madre tras su fallecimiento hasta 16 años.
"Tienen un fin común: hundirme y hacerme daño"
Sobre esta última, Rocío Carrasco rompía una lanza a su favor apartándola de todas las demás: "Quitando a la mujer de José, que es una chica que no tengo ningún tipo de relación, por lo tanto no la voy a meter en esta familia; quitándola a ella, yo creo que el resto están habidos y expectantes". La protagonista sabe que no le van a quitar ojo ni se van a pesar ni una sola de sus palabras por un claro motivo: "Saben que eso les va a reportar beneficio. Con que yo haga esto, se aseguran no sé cuántos meses de trabajo".
Quien no lo hará, al menos de forma directa, será Antonio David Flores, quien fue despedido fulminantemente en cuanto se estrenó su primera serie documental. A pesar de ello, Rocío Carrasco lo tiene claro: "No sé hasta que punto el ser está fuera de la televisión. Estando todos esos, está él en la televisión. Tienen un fin común: hundirme y hacerme daño", decía denunciando una vez más la violencia que sigue sufriendo a través de la televisión.