Una de las etapas más complicadas de Rocío Carrasco fue durante su segundo embarazo. La hija de Rocío Jurado ha relatado cómo sucedió todo el tema de la infidelidad de Antonio David Flores con una tal Sonsoles, una mujer de Sevilla con la que comenzó una relación estando casado: " Por las mañanas íbamos a la playa y por las noches salíamos. Salíamos todos los días de la semana, era verano y no teníamos nada que hacer. Un día a mediados de julio empiezo a ver cosas que no me gustan con una determinada chica llamada Sonsoles", empieza contando.
Rocío Carrasco continúa el relato: "Empiezo a ver demasiado brazo por encima, demasiado toqueteo, demasiada complicidad, demasiados detalles que no eran los esperables con una persona que acabas de conocer. Lo hablé con él, le dije que qué estaba pasando y su respuesta era que estaba loca, que el embarazo me estaba afectando a la cabeza, que veía cosas donde no las había, que las hormonas me estaban yendo mal. Le tenía pavor a que llegara la noche porque sabía que el que llegara la noche era dúchate y vete. Un día de los de voy a salir aunque no quiera me dijo que iba a por una copa, vi que tardaba y fui a buscarle", explica.
"La curiosidad mató al gato. Me lo encontré comiéndose la boca con la tía detrás de la barra. Me vio y yo salí corriendo del bar, llorando, me da un ataque. Empiezo a llorar y me empieza a doler mucho la barriga, a tener pinchazos como si fueran contracciones. Solamente sabía decir 'me quiero ir'. Él viene detrás de mí y me dice que estoy loca, que no estoy bien de la cabeza. Empiezo a hiperventilar. Yo ahí estaba embarazada de su hijo, ese ataque de pánico no me entra porque mi marido me esté poniendo los cuernos, no me entra como mujer, me entra como madre, porque yo estaba embarazada de él y él estaba utilizando ese embarazo para decir que estaba loca", explica rota en lágrimas por el recuerdo.
Antonio David Flores se negó a llevarla a casa: "Me dijo que no me llevaba a casa, que me fuera andando y que se quedaba con ella. Me fui andando a las seis de la mañana llorando por toda la calle. Yo en ese instante decido que me separo". Además, todo el pueblo lo sabía: " Luego me enteré que lo sabía todo el pueblo menos yo. Había noches de esas que no salía que había gente me gritaba por la calle 'Rociíto, eres una cierva embarazada'. Lo sabía todo el mundo. Lo sabía gente de prensa. Hay gente de prensa que se ha llenado la boca de decir cosas que saben que son perfectamente mentira. Lo sabía María Patiño. No ha contado todo pero sabe perfectamente cómo fue aquel verano. Si a mí me llega a pillar sin estar embarazada ese no entra por la puerta de mi casa".
La llamada de la discordia
Rocío Carrasco descubre una factura de teléfono muy elevada y no comprende las razones, entonces se pone a mirar cuáles son los teléfonos a los que se ha llamado: "Yo siempre llamaba a los mismos números pero veo los movimientos de su teléfono y empiezo a ver un número repetido todos los días. Según voy viendo el número se me empiezan a dormir las manos y empiezo a no poder respirar. En ese momento caigo que mi prima Rosario era amiga de Sonsoles. La llamo y le pido el teléfono de Sonsoles y veo que el número coincide. Cuando llegó de trabajar, me acuerdo que encima de la mesa había una vela gorda, se la tiré. No le dio", relata.
"Llorando le dije que de quién era ese número. Me dijo que estaba loca, que no me tenía que decir nada, que era una enferma, que estaba loca, que vas a malparir", explica. Tras esto, Rocío Carrasco decidió llamar a casa de Sonsoles: "Cogí y marqué el teléfono. Se puso una señora, su madre supongo, pregunté por ella, me dijeron que no estaba y le dije 'soy Rocío Carrasco, la mujer del novio de tu hija. Llamo solo para decirle que vaya preparando una habitación en su casa que mi marido se va a su casa con su hija'. Le dije 'y ahora te vas'". La hija de Rocío Jurado relata el arrepentimiento de Antonio David: "Se puso a llorar hincado de rodillas en el suelo, que esto es un escándalo, Rocío que yo te quiero. Lo dejé estar. Me bajé a mi habitación de soltera y dejamos de dormir en la misma cama. Era muy difícil porque en esa casa vivía más gente", explicaba.