Mientras estuvo viviendo allí fue como uno más tal y como ha contado: "La decía que llamara al servicio para que le pusieran la cena. Él jugaba con que, hiciera lo que hiciera, ella (Rocío Jurado) no iba a hacer públicamente nada. Ella no tenía la valentía de decirle: escúchame, ¡puerta!, que tu mujer y tus hijos se han ido. O te vas con ellos o te vas a otro sitio. Esta es mi casa y aquí no tienes que estar", pero nunca llegó a ocurrir.
"Mi madre no lo adoraba, mi madre le temía como al demonio. Sabía de lo que era capaz y vivió acojona... cagad...", ha sentenciado Rocío Carrasco sobre lo que sentía la cantante cuando tenía a Antonio David Flores cerca. Lo que llama la atención es que Jurado nunca llegara a hacerle frente, a lo que su hija ha dicho: "Mi madre no quería un escándalo y no era capaz de ponerle las maletas en la calle", pero agotó la paciencia de su madre y al final dio un paso al frente.
Ha detallado Rocío Carrasco que su madre escribió una carta vía notarial al exguardia civil en la que le advertía de lo siguiente: "Alcobendas, 5 de noviembre de 1999. Antonio David, por la presente te reitero mi petición de que abandones mi domicilio particular. José (Ortega Cano, su marido) y yo vamos a estar fuera de España una temporada, que aprovecharemos para dar al servicio las vacaciones que les corresponden. Rocío y tus hijos han trasladado ya su residencia familiar. Un saludo. Rocio Mohedano Jurado", pero pese que se lo pidió por activa y por pasiva, no se fue.
Utilizando a la prensa
"Mi madre cierra la casa y él tenía ya un piso que había alquilado meses antes en San Sebastián de los Reyes. Él coge a un notario y a un fotógrafo y se va a la puerta de La Moraleja, sabiendo que no le van a abrir porque no hay nadie, y empieza a llamar al tiembre, a llorar.... queriendo quedar como víctima, de pobrecito que no le dejan entrar....",ha concluido, dejando claro que una vez más utilizó a la prensa para dar a entender algo que no era.