Tras el tiempo en Miami, las últimas semanas de Rocío Jurado en Madrid y su multitudinario último adiós en la capital y en su tierra natal en Chipiona, su hija volvió a su casa para retomar su vida. "Me vine para mi casa de Madrid y llamé para que me trajesen a los niños, lleva 4 meses sin verlos" [En realidad fueron 5 tal y como aclaró Jorge Javier Vázquez de parte de la propia Rocío Carrasco]. Rocío y David fueron desde la casa de su padre para reencontrarse por fin con ellos.
Rocío Carrasco recuerda que al primero que vio fue al pequeño, que por aquel entonces tenía 7 años, y que rápidamente se lanzó a sus brazos: "David vino corriendo, empezó a darme besos, a secarme las lágrimas y a decirme: 'Mamá no llores'", recuerda que le decía. En cambio, la actitud de la mayor, que tenía apenas 9 años, fue muy diferente y distante. Rocío Flores mantuvo las distancias con ella y formuló una pregunta inexplicable para una niña de su edad: "Se sentó en esas escaleras de tres peldaños, se quedó mirándome y me dijo: 'Mamá, ¿ahora qué va a pasar con las casas de Miami?'", pronunció su poder contener las lágrimas.
"La había parido yo, pero no tenía nada de mí"
Fue en ese preciso momento cuando se dio cuenta de algo que había sospechado desde que comenzaron los terrores nocturnos de Rocío Flores y que había narrado varios capítulos atrás: Antonio David Flores había conseguido lo que se había propuesto. "Me di cuenta que había un antes y un después", asegura: "A esa niña que la había parido yo, pero que parecía que no tenía nada de mí", decía entre lágrimas.