La tercera prueba del programa 9 consistía en recrear uno de los cuadros de su artista favorito, en el caso de Rocío fue Picasso.
'Bake Off: famosos al horno' es un programa en el que los famosos nos dejan momentos de lo más divertidos -aunque a veces a los jueces no les haga tanta gracia-, pero también tiene sus momentos emotivos porque los postres muchas veces conectan con su lado más personal. Y eso fue lo que le ocurrió a Eva Arguiñano con la tarta de Rocío Carrasco en el programa número 9 con su postre representando el 'Guernica' de Picasso.
Los seis concursantes tenían que hacer una tarta inspirada en su pintor favorito. La hija de Rocío Jurado escogía al malagueño, aunque tenía sus reticencias: "A Picasso lo admiro mucho como artista, pero como persona... era un machirulo. Hoy en día, Pablo, por muy bien que pintases, estarías cancelado", reconocía Rocío Carrasco.A la hora de presentarla, a pesar de lo emotivo, primero recibió sus críticas por parte del jurado: "La tarta de lejos gana, cuando te acercas...", le decía Paco Roncero sobre la decoración con fondant. En cuanto al sabor también había algunos peros: "No sabe tanto a hiervas provenzales. No aparecen por ningún lado", pero en términos generales estaba rica: "Per creo que has hecho un buen trabajo. El interior está muy bien".
Tras la cata, era la propia hermana del también cocinero Karlos Arguiñano la que le formulaba la pregunta sobre el cuadro: "¿Para ti qué es el 'Guernica'?". "Es lo que representa, el estado en el que se quedó nuestro país tras la Guerra Civil. Un horror, el oscurismo, el sentir de un pueblo", reconocía Rocío Carrasco.Para Eva, en cambio, significaba muchas más cosas: "A mí me ha emocionado especialmente porque mi madre fue una de las supervivientes del bombardeo de Guernica", decía dejando a todos muy sorprendidos y emocionados."Todo estaba como representa el cuadro"
"Ella siempre me contaba de mayor, porque de joven no quería, que ella estaba recogida en un caserío porque estaban huyendo. Mi madre era coja, muy, muy coja, y bajaba todos los días a por pan porque la de caserío sabía que al verla coja, la del pan le daría algo más. Y estando allí vino un avión al que llamaban 'el abuelo', un avión alemán, y cuando salió del refugio no sabía dónde estaba. Todo estaba como representa el cuadro", decía con lágrimas en los ojos.
Rescatando las palabra de Paco Roncero que de lejos el pastel era la viva representación del cuadro, para Arguiñano también el interior estaba muy bien relacionado con la historia que tiene detrás: "Estabas montando la tarta y desde lejos se ve que es el cuadro y el relleno me gusta porque es una esperanza".