El ex Alcalde dijo de lo que se arrepentía, asegurando que pese a todo había conseguido ser muy feliz en su vida.
Julián Muñoz concedió su última entrevista al programa '¡De viernes!' poco antes de morir para contar toda su verdad. El ex Alcalde de Marbella pidió al espacio que estas palabras se emitiesen tras su muerte, siendo conocedor de que no le quedaba mucho para ese momento. Entre tanto, dejó una reflexión sobre su vida que ahora ha podido descubrirse: "Esta entrevista la quiero hacer porque fundamentalmente se han dicho en Marbella muchos bulos, muchas verdades y muchas mentiras, y muchas verdades a medias, pero sobre todo porque quiero hacerla porque no se merece ese trato".
Lo ha hecho sobre todo porque quería que se conociera la verdad sobre Marbella. Con los ojos llorosos, el expolítico no ha dudado en decir que era al pueblo de Marbella al que tenía que pedir perdón. "Si tengo que pedir perdón a alguien se lo pido al pueblo de Marbella. A nadie más. Al pueblo como pueblo, sí. Pero a personas que haya hecho daño, no", sentenciaba.También aprovechó la ocasión para reflexionar sobre su vida: "La vida es un cántaro lleno que vaciamos absurdamente, porque cuando tenemos el cántaro lleno al nacer nacemos lleno de felicidad y lo vamos vaciando de tonterías. Cuando te das cuenta, te queda poco", ha dicho. Entre tanto, ha hablado de cuál fue el peor momento de su vida, revelando que fue cuando detuvieron a Mayte Zaldívar.
"Esta entrevista se va a emitir cuando tú ya no estés, ¿cómo quieres que te recuerde tu familia?", le preguntaba Santi Acosta al final de esta entrevista, y ha sido ahí cuando se ha emocionado más: "Podría decirte que viví a mi manera, pero no fue buena, fue una manera muy egoísta y la vida me pagó con felicidad. No hay que poner nada en el epitafio: 'Aquí, descasa, punto'". Por otro lado, pese a todo, dejaba claro que moriría en paz: "Pagué mis deudas con la justicia, excesivamente pagadas y, el resto, no hice daño a nadie, por tanto, me voy en paz y, sobre todo, feliz".Ha sido muy feliz
Lo que parece que le importaba poco era cómo fuese su entierro: "Después de que te mueres que más da. En plan de broma, o no, a mi entierro con invitación, el que no esté apuntado no entra". Y no quería enterarse de su muerte: "Que me duerman, que no tenga dolores y que descanse en paz". Por último, añadía: "He sido muy feliz, si me hubieran dejado hubiera seguido siendo feliz. Tuve una faceta feliz, otra que ni quiero saber, me produce salpullidos, me produce daño. Esta es la tercera fase de mi vida. Soy consciente de la cantidad de enfermedades que tengo, que me podía haber muerto por cualquiera, pero parece que cuando te pronuncian la palabra tumor que te acojonas mucho más".