Rachel llegaba a la isla con las cosas muy claras, "busco un hombre varonil y fiel". Su mayor miedo era que no fuera sincero y fiel. La canaria se moría de la vergüenza por estar desnuda, "no me he desnudado ni delante de mi madre" pero al conocer a Daniel, un vasco con muchos valores y atleta, se relajaría y enseguida estaría cómoda.
Daniel, atleta, no bebía ni una gota de alcohol, pero bastaron dos insistencias de la canaria para que se animara a beberse media botella de vino. La temperatura comenzó a subir, que si un beso por aquí y otro por allá, y finalmente se fueron a la cama, afectados por el alcohol, para 'tener una charla'.
Daniel, seguro de sí mismo, cambió su actitud por una más pedante que en cuestión de poco tiempo a Rachel le sobrecargó hasta el punto de llamarle "pesado". La canaria quería a toda costa un rato a solas con Paco, pero Daniel ganó la prueba que le otorgaba una hora con ella y la aprovechó para quitarse al malagueño de encima.
Una noche con Paco "para estar en igualdad de condiciones"
A la canaria, Paco le gustaba cada vez más y se le olvidó rápidamente toda la pasión vivida con Daniel, por lo que "para estar en igualdad de condiciones", mandó al vasco a dormir fuera para que ella y Paco tuvieran una noche juntos. No hace falta ni decir lo que ocurrió entre los dos tras esa tensión sexual que les persiguió todo el día.
El despertar tuvo un sabor amargo, la canaria encontró una botella con un mensaje dentro, su mayor miedo había llegado, "uno de los dos miente desde el primer minuto. Finalizó su anterior relación por una infidelidad".
Se equivocó de elección
Rachel pensó que era Daniel por su actitud nerviosa y Paco con su silencio consiguió salirse airoso de la situación. Tras sonar la campana, la canaria debía elegir a uno de los dos y cegada por la labia del malagueño, rechazó la sinceridad de Daniel.
Rachel no podía marcharse de la isla croata sin averiguar la verdad, con lo que Mónica Martínez le confesó la verdad y la canaria no quiso continuar la historia empezada con Paco. Entre lágrimas, Rachel se arrepentía de no haber creído a Daniel que había sido franco desde el minuto uno. Para su sorpresa, el vasco no quiso rendirse y allí estaba esperándola para comenzar la historia que se había pausado por culpa del malagueño.