Su entrevista comenzaba hablando sobre su vida en Madrid, después de que sus padres se marcharan de su pueblo natal, Linares. Comenzó a cantar en el coro de la Iglesia en la que estaba su hermano y aunque al principio se mostraron un poco reticentes, un pequeñÃsimo Raphael se quedó durante mucho tiempo cantando allÃ.
Pero, sin lugar a dudas, el tema central de la entrevista fue su enfermedad, la cual no le impidió subirse a los escenarios y seguir trabajando. Cuando llegó al hospital se encontraba ya en un avanzado estado de cirrosis hepática, por lo que su vida estuvo en peligro: "Yo venÃa padeciendo eso de tiempo lo que pasa es que es una enfermedad tan traicionera que no da la cara nunca".
El artista reconoce: "Me di cuenta de mi enfermedad porque empecé a beber en esa época, que yo no habÃa bebido nunca, pero empecé a beber de estas botellitas pequeñas de minibar en los hoteles porque me hacÃan dormir y cuando dio la cara ya era muy tarde". Raphael explicó a BertÃn Osborne que notaba ciertos sÃntomas, pero como siempre ha sido una persona muy sana no le dio mayor importancia.
Miedo al transplante
El artista contó que no paró de trabajar en ningún momento. Además comenta que intentó retrasar al máximo su regreso a Madrid para evitar que su mujer Natalia Figueroa se enterara de la situación. "Estaba en unas condiciones que, de verdad, estaba muy asustado", explica el cantante. Finalmente acudió al hospital y le dijeron que la única solución era el trasplante algo que no le hizo mucha gracia: "Yo al principio no querÃa. Cuando me lo plantearon y vi que era el único camino, entonces me entregué a él totalmente". Ahora está viviendo un momento esplendido tanto musical como personalmente.