Ana Obregón ha contado en el programa 'Lazos de sangre' cómo vivió uno de los momentos más complicados de su vida desde que a su hijo, Álex Lequio, le diagnosticaron un cáncer. Esta enfermedad ha conseguido que vea la vida de otra manera, dándole un vuelco por completo. Aunque las cosas están más calmadas, lo cierto es que ha renido que mostrar mucha entereza en los momentos más delicados, siendo fuerte cuando era lo que menos sentía.
Una de las cosas que más impresionan es saber cómo se enteró de la enfermedad de su hijo después de llevarle al hospital: "Cuando nos lo dijeron, se me cayó el mundo encima. Estaba yo sola con él. Es muy duro", ha dicho, y fue allí cuando para ella se paró el tiempo y se volvió todo oscuro. Pero procuró estar fuerte para que su hijo no sufriera, por eso ha dicho: "Mi derrumbé a las 8 de la mañana, cuando llegó su padre".
De paso ha aprovechado para lanzar una pullita al padre de su hijo, a Alessandro Lequio, quien a pesar de haber viajado con ella y con el joven a Estados Unidos para que recibiera el tratamiento pertinente, no estuvo todo lo que hubiesen deseado. La actriz ha dicho: "Recuerdo especialmente seis meses muy duros. 90 días de hospital, sesiones de quimio de 10 horas, tres días seguidos... y yo sola. Y en una ciudad que es una locura. Yo estaba con él en los hospitales. Yo era la que daba el ánimo. Hubiera necesitado un abracito. Una vez abracé al portero de mi casa", así sin prácticamente nadie estuvieron juntos madre e hijo apoyándose en todo momento.
Ha recuperado su fe
Tener la enfermedad tan cerca ha hecho que su fe haya cambiado, igual que su vida. De esta manera ha conseguido hacerse más fuerte, puesto que reconoce que ha llorado más de alegría tras haber superado todo que de tristeza en los momentos más difíciles. Y ha matizado: "Ahora creo en Dios".