Pero que las personas más delicadas se abstengan a convivir con Gahona y su pareja, porque lo cierto es que la vivienda no está en las mejores condiciones, que se diga. "No es la casa de la Preysler, ¿me comprendes? El piso necesita una reforma. Lo tengo un poco desmantelado todo. Las tuberías son muy antiguas y entonces se atascan, las puertas hay que pintarlas, hay que cambiar dos puertas que están rotas...", reconocía la exsuperviviente. Al parecer, los tortolitos pasan su día a día en otro hogar que tienen en Carmona, pero prefieren dormir en Sevilla cuando Chiquetete tiene que acercarse a la capital andaluza para practicar su canto: "Estaremos las noches que Antonio tiene que ensayar para no tener que coger el coche en la carretera por la noche".
De este modo, Gahona avisaba al falso interesado que los nuevos inquilinos apenas notarían su presencia y la del cantante, ya que se pasarán todo el día "fuera, ensayando" para después cenar "en la calle". Así, la pareja solo acudiría a la casa para dormir y al día siguiente se marcharía otra vez a su vivienda de Carmona. Sin embargo, los ocupantes sí que tendrían que convivir durante un poco más de tiempo con las dos "hijas" que el matrimonio tiene en común: dos perras a las que dejarán "en el piso con su pienso y su agua, y ellas tienen también su camita", por lo que los arrendatarios no tendrían que preocuparse lo más mínimo por ellas.
Todo mentira, ¿o no?
Por desgracia para los que ya se estaban imaginando viendo la televisión junto a Gahona y Chiquetete, Kike Calleja ha desmentido en el espacio de Telecinco que la pareja estuviera alquilando la casa de verdad. Al parecer, la exsuperviviente le ha mandado un mensaje de texto al colaborador de 'Sálvame' en el que le ha comentado que durante la conversación telefónica se había dado cuenta de que en realidad no estaba hablando con un interesado en la oferta, sino con un curioso que solo quería obtener información. Habrá que esperar, entonces, para comprobar si el matrimonio acaba o no compartiendo piso.