"Tengo una prueba que es la menos sensible de todas y que pondrá en riesgo la credibilidad del ministro de Interior y de la vicepresidenta del Gobierno, a los que quiero preguntar si confían en su comisario de asuntos internos de la Policía Nacional, Marcelino, y en que la detención fue totalmente regular", afirmó tajantemente Francisco Nicolás, más conocido como El Pequeño Nicolás, en su nuevo intervención en el espacio televisivo de Telecinco 'Un tiempo nuevo'.
Francisco Nicolás no tuvo reparos en alabar a sus supuestos amigos dentro de las instituciones, como el secretario de Estado de Comercio, Jaime García-Legaz, aunque de sus palabras, algunos de los contertulios apuntaron a que podría haberse cometido algún tipo de delito. "Las empresas privadas tienen que estar en contacto con las instituciones, y estas tienen que facilitar dichas relaciones. Yo me considero un comisionista o conseguidor". Las dudas recaen ahora en si García-Legaz se llevaba dinero por estas operaciones o estaba al tanto del dinero que recibía Francisco Nicolás por ellas. "Nunca compartí las comisiones que me llevaba con ningún miembro del Gobierno".
Reuniones con el marido de Cospedal
Mucho más hiriente se mostró con la secretaria general del Partido Popular, María Dolores de Cospedal, a la que tachó de mentirosa y aseguró que, aunque con ella no guardaba ningún tipo de vínculo, sí que tuvo un acercamiento con su marido, Ignacio López del Hierro. "Con el marido de Cospedal he tenido dos reuniones, aunque no tengo fotos. Fueron aperitivos en el Teatro Real de Madrid, porque querían hacer un tema con unos egipcios".
Independientemente de donde empiece la fantasía y la ficción, lo que queda claro es que Francisco Nicolás se ha convertido en un personaje mediático que fascina a la audiencia con su rocambolesca y poco clara historia. Confiado de sí mismo y con el equipo del programa nocturno detrás bailándole el agua para evitar su marcha a otros debates políticos, con aplausos constante a sus palabras motivados por el regidor, aparenta tener cuerda para rato. Aun así, el joven dice que le gustaría tener una vida alejada de los focos. "Tengo 20 años y mucha vida por delante, y quiero terminar mi carrera y trabajar tranquilo. En Estados Unidos si un chico de 18 años es espabilado no pasa nada, y aquí parece que eso no puede ser". ¿Será tan espabilado como para que ninguna de sus afirmaciones acabe volviéndosele en contra?