El pasado lunes 6 de abril 'MasterChef' ponía fin a su octava edición de anónimos, la más complicada en mucho tiempo. Por eso, conscientes de ellos, el programa ha querido que la última prueba de exteriores, en la que Iván, Alberto y Luna luchana por un puesto en la gran final, tuvo lugar en un lugar muy especial para uno de los jueces.
Para ello tuvieron que viajar hasta Illescas, pueblo natal de Pepe Rodríguez. Allí se encuentra su famoso restaurante, ' El Bohio ', que además abría por primera vez sus puertas y ponía en marcha su cocina desde que había echado el cierre por el confinamiento a causa del coronavirus. Durante la charla antes de arrancar la prueba, el juez les confesaba emocionado lo importante que había sido el programa para, precisamente, el local en el que se encontraban.
"Bienvenidos al mejor pueblo del mundo", decía orgulloso de Illescas. "Debo confesar que hoy tengo sentimientos encontrados. Cuando Samantha, Jordi y yo preparamos esta temporada lo tuve claro, teníamos que hacer la gran final aquí, en El Bohio", decía ante la atenta mirada del resto de compañeros. " El motivo es que 'MasterChef' a mí también me ha cambiado la vida ".
'El Bohio', cerrado por el coronavirus
Pepe Rodríguez empezó a emocionarse al recordar la situación en la que se encontraba antes de dar el salto a la pequeña pantalla para desempeñar el papel de juez que le dio la fama a nivel nacional: " Cuando me llamaron para ser juez estaba en una situación complicada, muy complicada. Los negocios son así, y por más ilusión que le pongas no siempre cuadran las cuentas. Vamos, que estaba al límite ", reconocía muy sincero el prestigioso chef que por aquel entonces ya contaba con una Estrella Michelin.
Afortunadamente esto forma ya parte de su pasado y de su carrera profesional. "Ocho años después y dieciocho ediciones después puedo decir con orgulloso, no solo que 'El Bohio' está aquí, sino que he tenido la gran suerte de poder transformarlo en el restaurante que siempre soñé ", terminaba emocionado mientras el resto de compañeros aplaudían sus palabras.