La humorista ha reflexionado sobre su complicado año en 'Sálvame' y lo ha hecho desde un punto de vista optimista: "Es tan bonita la Navidad. La gente piensa 'la Padilla tiene que estar destrozada, no tiene que levantar cabeza, la Navidad es una mierda' y yo pienso que es tan bonita y que tenemos que estar por encima de todo eso, tenemos que tener ganas de superar la adversidad y que la vida va a continuar por muy duro que sea y por muy fuerte que sean los golpes que nos dé. Que estas navidades no podemos estar todos juntos pues estaremos en verano pero lo importante es que están ahí, los padres siguen vivos, los hermanos siguen vivos y que ya habrá momento para todo", comentaba.
"Ya tendremos tiempo de estar con la familia pero lo importante es que tengamos ganas de ser felices y eso no se puede olvidar nunca", decía. Además, comentaba con humor: "Cuando la gente me dice que qué mal año han tenido les digo '¿queréis el mío?'. Es un año que no voy a poder olvidar nunca ni quiero olvidarlo. Siempre pienso que venimos a esta vida y tenemos aprender de las cosas que nos suceden, de todo sacamos un aprendizaje, no puedes hacer como que no ha sucedido nada. Hay que aprender a vivir la vida", explicaba Paz Padilla. Para ella, el número en sí da igual: "No lo veo como un año horrible porque da igual que se llame 21 o 18. Cuando la vida te golpea ellos no piensan en qué va a caer. ¿El 1 de enero piensas que mi vida va a ser diferentes a hoy? Va a ser exactamente lo mismo".
Su marido está presente cada día de su vida
"Mi labor ahora mismo es que la gente entienda la muerte, el acompañamiento y el duelo con el menor sufrimiento. No hablo de tristeza. Tristes estamos todos pero el sufrimiento es innecesario", relata. Sin duda, lo más sorprendente es lo que ha revelado: "Hay gente que dice que no quería tanto a mi marido porque estoy de cachondeo y me entran ganas de decir 'qué mala persona eres' porque ni vives conmigo mi día a día ni vives dentro de mí. Soy una persona con una gran capacidad de resiliencia y soy positiva, pero eso no quiere decir que yo no tenga dolor en el alma. La vida pasa muy rápido y pronto yo también voy a estar horizontal. El tiempo que me quede aquí voy a intentar ser feliz y lo voy a hacer con humor. Puedo llorar y puedo reír". La clave de Paz Padilla es aceptar el cambio: "He aprendido la lección más importante: a amar y a valorar lo que tenemos. Hay que aceptar el cambio y cuando lo aceptas todo fluye. Lloro todos los días porque me acuerdo de mi gordo y de mi madre pero la vida es cambio y hay que aceptarlo".