Pero la vida de la venezolana es todavÃa un terreno desconocido que ha dejado por fin a la luz (un poco) a través de 'Las escaleras de las emociones' de 'Viva la vida'. Allà la joven aseguró que, pese a ser conocida por su forma de ser, con sus padres nunca se llegó a comportar asà y que hay mucha Oriana detrás de lo que se da a conocer: "No me siento mala persona como para tener sentimiento de culpa y pedir perdón por mis acciones. Soy una persona cuerda, de verdad, no le hago cosas a la gente sin que me hagan algo antes. Soy acción y reacción".
Pero Marzoli no siempre fue la mala, de hecho y según ella misma, en las relaciones es siempre la gran perdedora. Especialmente de una, la que tuvo antes de estar con Iván González. "Yo no dudo que esa persona no me quisiese, pero a veces yo me encapricho en querer ayudar a alguien a salir del pozo", unas ganas de ayudar que la llevaron a caer a ella misma en el pozo: "Esa persona era un fracaso asegurado. No podÃa vivir para hacer feliz a esa persona y que ella me llevase a mà cada vez más al fondo".
Algo que ha repetido casi siempre en todas sus relaciones sentimentales y que las ha llevado al fracaso: "Tengo esa fijación, pero varias parejas mÃas han tenido problemas personales suyos y yo intentaba ayudarles a que fuesen mejor persona. Ahora igual me he dado cuenta de que no puedo pasar por ahÃ". Esas ganas de agradarles y ayudarles le han llevado también a perder la confianza en sà misma: "Cuando son relaciones televisivas, siento que entra muchas veces la competencia laboral. Los hombres no les gusta sentirse por debajo de las mujeres, ese ego de macho, y a veces discutÃan mucho conmigo. SentÃa que me utilizaban, no sé si fue asÃ".
"Me hizo sentir muy poca cosa"
Pero sin duda, el escalón más complicado fue el de 'la mentira', algo que ha marcado enormemente esta relación que tanto la hizo sufrir: "El que siento que me ha mentido y me ha hecho daño de verdad es esta última persona. Ahora me rÃo al recordarlas", asegura. "ImagÃnate estar haciéndole la cama a tu pareja en su casa y encontrarte unas bragas y que te digan que son sus amigos los que las han puesto ahÃ. Y era tan tonta que me quedaba petrificada y me ponÃa a llorar".
Y asà lo volvió a hacer en cuanto recordó todo lo que vivió: "Creo que todavÃa no me he curado de todo lo que me ha bajado esta persona. Me hizo sentir muy poca cosa". Pero ahora todo va por un camino mucho mejor desde que conoció a Iván González, quien le ha ayudado mucho a superar este capÃtulo de su vida: "Hay una frase que le dije a Iván y es que estaba muy agradecida por su aparición y haberme sacado de aquel pozo sin fondo", decÃa emocionada: "Independientemente de lo que dure con Iván, él ha sido la única persona que ha conseguido que pase página".