"No voy a abandonar, pero estoy..."
Eso sí, la joven iba convencida a darlo todo o, al menos, a aguantar más de cuatro días: "¡Qué poca fe tenéis en mí! A ver, eso de darlo todo y dejaron sin palabras lo estás diciendo tú. He madurado y que no voy a abandonar te lo puedo asegurar, pero que no lo voy a pasar mal no te lo puedo prometer", decía ya dejando los estándares muy bajos para luego no decepcionar a nadie. Tras esto, el programa la puso a prueba haciendo fuego como una superviviente y abriendo un coco. La primera, la resolvió con éxito, la segunda no. Finalmente, llegó el salto en helicóptero.
Como una auténtica superviviente, Oriana llegaba a la orilla para reunirse con el resto de concursantes y, lejos de hacerlo ya superada por la situación, esta les dedicaba unas bonitas palabras: "De los que quedáis, no hay ninguno que me caiga mal. Cada uno con su personalidad, pero increíble". Tras esto, empezaron las preguntas sobre qué y cuántos bichos había en esa playa que iba a intentar habitar el máximo tiempo posible.
Ya aterrizada, la fantasma del pasado empezaba a analizar la situación: "Yo creo que así sí que aguanto. Mi momento terrible es la noche. ¿Pero me van a dar una esterilla o ni eso?", decía asustada. Pero es que Oriana venía más que preparada y había elegido con mucho ojo su objeto personal: una mosquitera. "Es otro rollo. Vamos a intentar hacerlo lo más VIP posible", decía ante el asombro del resto de supervivientes: "Hay que poner un palito que yo no voy a poner, lo va a poner alguien", decía entre risas y cogiendo a Asraf ya como su peón de obras. "Has conseguido lo que nadie", decían el resto sorprendidos.