La empresaria francesa ha abierto las puertas de su casa a los concursantes de la nueva edición y a toda España.
Como si se tratara del típico programa americano de envidiables casas, 'Ven a cenar conmigo: summer edition' no deja de sorprender con los increíbles hogares de sus participantes. La edición anterior con Alonso Caparrós, Oriana Marzoli, Carmen Alcayde y Rafael Amargo no defraudó; pero ahora, los espectadores se han podido adentrar en las maravillosas casas de Melody, Ángel Garó y Olivia Valerè, la cual no dejó a nadie indiferente.
Y es que más que una casa, lo que la empresaria francesa tiene es una mansión. Pero claro está que Olivia Valère puede permitírselo. Es la reina de la noche en Marbella y en Ibiza pues posee varias discotecas que se han convertido en los últimos años en el punto de encuentro de famosos y millonarios durante la temporada de verano. De hecho, en el programa sus invitados pudieron ver un álbum de fotografías en las que la francesa posa junto a personalidades como Eva Longoria o Bruce Willis.La casa consta de no solo uno, si no varios patios enormes, decorados con numerosas plantas trepadoras, flores, fuentes y muchas, muchas sillas. Además, todo sigue un estilo árabe que hace de la casa un lugar más lujoso si cabe. Fue en uno de esos patios donde Valère celebró el cóctel de bienvenida antes de meterse de nuevo en la cocina.
La cocina, enorme y con un diseño espectacular, hace que a cualquiera le entren ganas de cocinar solo por estar allí. Pero luego Valère mostró el salón, que dejó sin palabra a los comensales, y eso que de poderío económico no andan nada mal. Comieron en una vajilla de 'Christian Dior', algo ante lo que los invitados no se quedaron callados: "Muy bonitos, pero lo que importa es con lo que los llenes", decían a la empresaria.Sorprendió con sus lujos, pero también con su cena
Sin embargo, a pesar de toda esta riqueza y estilo de vida nada convencional, Olivia Valère no solo acabó enamorando con su casa a Melody, Agustín Bravo, Ángel Garó y Raquel Bollo con su mansión, si no también con su comida. La empresaria no tiene problema alguno en colocarse el delantal y meterse en la cocina, porque por mucho dinero que tenga, es una mujer que disfruta con las cosas cotidianas de la vida.
Pero lo que todos estaban esperando llegó al final de la noche. La empresaria, que alcanzó la fama preparando grandes fiestas desde el año 1984, no quiso dejar a sus invitados sin probar lo mejor de ella. Así, después de la cena salieron todos al jardín para despedir la noche como merecía: con un dj y dos gogós que volvieron loco a Agustín.