Noemí Casquet ha tenido una vida de lucha. Luchó por un sueño cuando abandonó su Montgat natal, en Barcelona, para irse a Madrid a empezar de cero, y ha seguido luchando durante todos los días de su vida para lograr que vivamos en una sociedad más libre, igualitaria e inclusiva. Periodista y escritora especializada en divulgación sexual, es autora de una trilogía compuesta por las novelas 'Zorras', 'Malas' y 'Libres'. Y aunque Casquet podría haber venido a hablar de su libro, que también, hemos charlado además en esta entrevista de la serie que Atresplayer ha lanzado como adaptación de 'Zorras', de liberación sexual y hasta de la frase que le dijo su madre cuando era adolescente para responder a cuando le llamaban algo parecido a una palabra que da nombre a su libro y a la serie.
'Zorras', protagonizada por Andrea Ros, Mirela Balic y Tai Fati, muestra a lo largo de ocho capítulos la historia de tres mujeres que tras conocerse en un bar comienzan una revolución sexual imparable que les cambiará para siempre. Porque 'Zorras' es una revolución, así que no se me ocurrió mejor pregunta para comenzar una charla con Noemí Casquet.
Bekia: Has dicho que 'Zorras' es como una revolución. Defíneme esa revolución
Noemí Casquet: Definir la palabra revolución cuando se ha manipulado tanto desde tantos puntos de vista y desde personas que precisamente abogan por lo contrario es difícil en estos días, pero para mí una revolución consta de paciencia y resiliencia. 'Zorras' ha sido producto de eso. Ha sido producto de muchísima paciencia, tanto de mi parte como del resto de personas que han formado 'Zorras' y por otro lado, la resiliencia. Todas las personas que hemos estado implicadas de algún modo en 'Zorras' sabemos lo que es sufrir en nuestras carnes algún tipo de opresión ya sea por el género, por la piel, por la forma o por ser mujeres y entrar en puestos de poder. Hacía falta una serie en pantalla donde te puedes sentir identificada. No hemos inventado la rueda, pero era necesario ver el BDSM desde un punto de vista real. Nos hemos informado y nos hemos sumergido en este mundo de la mano de las mejores personas que hay en Madrid que trabajan y viven el BDSM. Por otro lado también toda la realidad que hay alrededor de toda esta sexualidad femenina, lo que significa esta liberación, la precariedad laboral en las jóvenes, el feminismo, las relaciones tóxicas, el body positive y cómo de algún modo se ha tergiversado mucho esa palabra sin dar mucho espacio al camino que tiene que pasar cada una... Sin olvidar el protagonismo de las personas racializadas. Hay tantos pequeños detalles que parecen muy obvios, pero que eran muy necesarios y hasta el momento no se habían hecho. No hemos inventado la rueda, pero hemos enseñado la realidad de la misma.
B: 'Zorras' muestra la vida de tres chicas jóvenes muy diferentes tanto físicamente como en sus gustos. ¿Por qué era tan importante mostrar esa diversidad?
N.C: En toda mi creación cultural para mí es importante abrir espacios. Al ser una persona blanca y entrar en lo que se puede considerar una belleza canónica tengo el privilegio de estar en unos espacios que tengo que ceder y abrir a nuevas personas que lo pueden tener mucho más difícil. Por eso en mis novelas hay personas con unos físicos que no entran dentro del canon o personas racializadas. Cuando hay este tipo de adaptaciones, sé que no estoy salvando el mundo, pero sé van a tener que buscar a unas personas de estas características y al menos no estarán haciendo y ejerciendo el mismo papel de mierda que normalmente suelen tener este tipo de personas. Generalmente el tipo de papel que se suele dar a las personas negras en la industria del cine son de gente de barrios bajos, o donde son los camellos o son inmigrantes. Por eso para mí era importante que la persona negra en 'Zorras', tanto en la novela como en la serie, fuese la que más dinero tuviera porque es algo que en muchas ocasiones no se presenta así. El racismo existe y existe mucho en España y si está algo en mi mano con lo que ayudar, porque al final el feminismo es interseccional, lo voy a hacer. Hay que abrir espacios a personas que no entran dentro del canon y muchísimo menos dentro del canon cinematográfico, que puede ser tan opresivo. Siempre vemos los mismos cuerpos, parece que las mujeres no pueden envejecer o que no puedan ser gordas sin ser todo el rato la graciosa del grupo, o que no puedan tener una vida sexual visible. ¿En cuántas ocasiones has visto a una persona gorda que está teniendo relaciones sexuales en pantalla? Se puede contar con los dedos de una mano. No hay esa representación. Y si además a esa persona le pones la piel negra, todavía es más difícil. En 'Zorras' hemos creado esos espacios de poder para personas que tienen talento y que merecen estar ahí más que muchas otras personas.
B: 'Zorras' es una historia de sexo, pero también de amistad, algo que no siempre se refleja en la ficción del mismo modo que el amor o el sexo. ¿Por qué quisiste darle tanta relevancia a la amistad?
N.C: Porque estoy cansada de leer todo tipo de literatura especialmente pensada para mujeres, lo que se llama chick lit, cansada de ver ese tipo de películas y de leer ese tipo de novelas y que de repente siempre nos salven los hombres. No reniego, hay seguramente hombres muy sabios y hombres deconstruidos que nos pueden ayudar, pero cuando siempre te salva un hombre, cuando estás en la mierda y lo único que te salva de que te hayan echado de tu trabajo, de que tu vida no tenga sentido o lo que sea, sea un hombre, le estamos cediendo nuevamente el poder a los demás. Sin embargo, a mí quienes me han salvado han sido siempre mis amigas. Y no ponemos esas conversaciones y esas relaciones en el papel protagonista, sino que están como de relleno en muchas historias. Estamos viendo una historia de amigas que por ejemplo van de viaje, pero siempre acaba con la relación romántica y enseguida se disuelve. Creo que 'Zorras' es una historia de amistad entre mujeres y de lo necesarias que son las amistades y esos vínculos y esas sinergias que podemos crear con otras personas que están en la misma situación y lo fuerte que es luchar desde ese lugar. La liberación no es un camino fácil, es de muchísima oscuridad y resiliencia. Nos lo pintan como muy romantizado, pero ser mujer y querer liberarte es aguantar muchos estigmas, prejuicios y tener mucha presión en el camino, te lo digo por experiencia. Cuando nos encontramos en estas situaciones, si lo hacemos acompañadas de otras mujeres que están en su mismo camino se hace todo mucho más liviano. Es lo que le pasa a las protagonistas de 'Zorras', que aunque cada una tiene su propio camino que quieren resolver y al final se juntan y lo resuelven juntas y se acompañan en la oscuridad de lo que significa esa liberación. Hay ese punto de empatía absoluta cuando estás pasando lo mismo que la otra persona y sobre todo hay ese punto de amor, un amor que siempre se nos ha mostrado como un amor romántico que está absolutamente manipulado y manoseado, pero en pocas ocasiones se nos ha presentado desde la amistad, y en 'Zorras' lo podemos ver.
B: ¿Cómo ha sido ver a Andrea Ros, Mirela Balic y Tai Fati interpretando los personajes que creaste para la novela?
N.C: Como dirían muchos escritores te contestaría que es un sueño y que no me lo creo, pero en realidad no estoy preparada para todo lo que está pasando y que no he tocado todavía la tierra por los pies y he dicho... '¡Qué cojones está pasando!'. Lo pensaba y decía que a lo mejor nunca lo puedo asumir. Es tan grande, tan bonito y tan inmenso que a veces cuando vemos tanta belleza nos provoca esa sudoración fría, esas taquicardias y ese decir que es tan bello que no sé cómo puedo gestionar todo esto. Es como que sobrepasa mi estado emocional, mi estado físico, equilibrado y conocido. Pues así estoy un poco, sobrepasando los límites de mi estado físico y mi estado emocional. Creo que es un momento muy bonito para mi carrera y estoy intentando disfrutarlo porque he luchado muchísimo para llegar aquí, intentando también conectar con esa Noemí de hace muchos años que lo quería dejar todo porque no tenía ni para comer y que lo dejó todo para perseguir un sueño en Madrid. Y ahora veo que esas personas existen, que son de carne y hueso, que la historia que yo había escrito se ha llevado a la pantalla y que está causando tanto revuelo de algún modo. No sé si puede cambiar la vida de alguien, pero seguramente pueda entretener a muchísimas personas y podamos plantearnos muchas cosas, que eso es lo que busca la serie. Yo con eso me siento tan honrada que te juro de verdad que me llena el alma y va a ser una de estas historietas que les pueda contar a mis nietos, si es que tengo, claro. Si no, a mis gatos.
B: ¿Qué tienes tú de cada uno de los tres personajes principales de 'Zorras'?
N.C: De Alicia, (el personaje al que interpreta Andrea Ros), tengo una base. Mucho del cómo se va ella de su pueblo y esa búsqueda. Querer romperlo todo y empezar un inicio. Eso sin duda soy yo. Sí que es verdad que hay cosas de las que me desentiendo más de Alicia. Creo que tiene mucho de ese punto de debilidad en muchas ocasiones o un punto de quejarse mucho y aunque antes sí me sentía muy representada con ella, a día de hoy siento que nos hemos desvinculado. También por ejemplo del mundo del BDSM, que yo ya estoy desde otro lugar, o esa necesidad de querer probarlo todo. Soy una persona muy abierta a probar las cosas, pero tampoco tengo esa búsqueda insaciable y esa necesidad. Lo hago más desde un punto de vista periodístico y profesional que personal. Por otro lado, de Emily (papel interpretado por Mirela Balic) creo que tengo la forma tan directa que tiene de hablar y su sinceridad. Me siento muy identificada también con su toque de humor. Y de Diana (encarnada por Tai Fati) tengo la calma. Soy muy calmada e intento que la vida me atraviese pero que no me vuelva loca.
B: ¿Cómo surgió tu cameo en la serie?
N.C: Decían que era evidente que tenía que hacer algo, pero no sabíamos qué podía hacer. Me hicieron ir al casting de 'Zorras' y yo hice el de Alicia. Evidentemente yo sabía que Alicia no podía ser porque yo quería una buena actriz para el personaje y yo no lo soy. Se dieron cuenta que tenía algo de base interpretativa y que podía defenderme de algún modo. Me querían poner en un cameo más de divulgación como los que hay a lo largo de cada capítulo, pero me preguntaron en qué papel me veía y yo vi que era posible el papel de Carmen. Les dije que este personaje tiene un recorrido interesante y me veía capaz de defenderlo y me contestaron que les cuadraba. Fue una experiencia muy divertida que volvería a repetir, pero no trabajaría como actriz. Valoro mucho ese mundo y es muy difícil y muy duro. Estoy rodeada de personas que se dedican a la interpretación y te puedo asegurar que mi carrera ha sido difícil, pero la de todas esas personas me parece más complicada.
B: Lo que vemos en la serie de Atresplayer está basado en 'Zorras'. ¿Y 'Malas' y 'Libres'? ¿Va a pasar algo con la segunda y tercera parte de la trilogía que escribiste?
N.C: Ojalá. Me encantaría. Muchas veces va en base a si ha funcionado la serie. Yo invitaría a todo el mundo a que si quiere apoyar un contenido distinto desde un punto femenino en el que hablemos y pongamos el sexo en un papel protagonista junto con la amistad que vea 'Zorras'. Si hay interés podría renovarse y llevarse a la pequeña pantalla 'Malas' y 'Libres'. La historia está ahí y la serie acaba igual que la novela o de forma muy parecida, con la misma intención. Ojalá se pueda continuar. Pero quiero quedarme con el presente y con lo que hemos hecho, hemos ganado. Hemos ganado espacio, territorio, escucha y que la gente se cuestione cosas sobre su sexualidad, de lo que es la palabra 'Zorras' y lo de que significa la liberación sexual femenina.
B: Ahora que mencionas esa palabra. 'Zorra' ha tenido o tiene una connotación negativa, pero tú has cogido y te has apropiado de ella para que no la tenga. ¿Has tenido que escuchar mucho esa palabra de forma despectiva?
N.C: Exacto. Es curioso porque hay un montón de mujeres que me han dicho que cómo escogía esta palabra... Me decían incluso que les había encantado la novela, pero que no les gustaba el título, no les gustaba la palabra zorras. Y yo lo entiendo porque al final no todo el mundo ha vivido ese insulto de la misma forma. Yo he tenido la absoluta suerte y ventaja que desde en mi adolescencia mi madre me dijo: 'Si a ti te llaman puta, tú di que tu coño lo disfruta'. Mi madre me dio un poder tremendo porque me llamaban puta o guarra y no sabía qué decir, pero la siguiente vez que me lo dijeron respondí: '¡Pues mi coño lo disfruta!'. Y se quedaron callados. Para mí fue un poder tremendo. No sentí que me empoderaba, tampoco hace falta empoderarnos, lo que hace falta es que nos dejen de hacer daño porque somos unas mujeres sexualmente libres. Por eso el nombre de 'Zorras', porque si de toda esta historia te sientes representada, te da por liberarte o por decir que no nada pasa porque vives tu sexualidad de esta forma. Tienes un cuerpo increíble, experimenta, te han dado acceso al placer y eres merecedora de él. Si te llaman zorra por ello al menos que te dé igual, que tengas respuesta, que veas que es posible construir un muro de indiferencia ante ello. Pero que nos dejen de hacer daño, porque los hombres nos han llamado zorras, guarras y putas tantas veces por hacer lo que nos da la gana con nuestro cuerpo y nuestra vida sexual que creo que ya era hora de que nosotras nos empoderásemos. Un poco como le pasa a las personas racializadas con la palabra 'nigger', que se lo han llamado desde tantas perspectivas que ya era hora de que ellos se empoderasen de la misma forma. O a las personas gays la palabra maricón, que ha sido despectiva, un insulto, y a día de hoy dentro del colectivo se utiliza. Por eso digo que teníamos que hacer nuestra la palabra zorras para que nos deje de doler.
B: ¿Caminamos hacia una sociedad más libre en cuando a la sexualidad o ves tiempos oscuros?
N.C: Voy a seguir caminando hacia la luz y me da igual lo que esté sucediendo a mi alrededor. Evidentemente mi trabajo será más o menos difícil y por supuesto mi apoyo absoluto a todas aquellas personas que hablan o luchan por el progreso. Para mí, la sociedad debe evolucionar y no hay nada por lo que apueste más que sea el progreso, la evolución y el crecimiento personal, aunque muchos lo usen como un insulto. Para mí es un piropo. Estamos en un momento de tensión, pero a lo largo de la historia siempre ha sucedido. Son puntos de inflexión. Para las personas que queremos que avance la sociedad todo va muy lento, pero para las más conservadoras todo va muy rápido. Cada uno mantiene su ritmo y entiendo que se sigan despertando memorias y miedos, porque lo que está sucediendo es el miedo a un cambio, a una evolución, a que de repente la sociedad y el sistema conocido se está derrumbando y que se acabe de derrumbar del todo. Es miedo lo que sienten las personas, por lo tanto voy a seguir luchando por lo que yo sé y por lo que yo creo, que es la educación sexual, devolver el conocimiento de la sexualidad a la humanidad desde todas las perspectivas que me dejen y sean posibles. No me va a parar nada más que la muerte, así que apoyo a todos esos sectores que luchan por el progreso, pero si se vienen tiempos oscuros tendremos que iluminarnos desde otro lugar.
B: Se han conquistado muchos derechos, pero queda mucho por hacer. ¿Qué debería ser lo próximo?
N.C: Cuando estamos en la lucha social y en el mundo del activismo y vemos que se está jugando con nuestros derechos creo que es interesante que dentro de todo el batiburrillo de emociones y miedos que podemos sentir las personas a que nos agredan, nos maten, nos violen, a que atenten contra nuestro físico, contra nuestra persona, nos paremos y veamos el territorio conquistado. Siempre vamos hacia delante. Es importante el avance, pero es importante ver todo el proceso. En muchas ocasiones pensamos que nada es suficiente, que no lo hemos conseguido y que necesitamos llegar ya a esa meta. Esa meta requiere de muchos años, décadas o siglos. Quizás no lo podamos ver, pero dejemos el camino bien trazado o al menos su dirección. Por lo tanto creo que es importante que veamos hacia dónde caminan nuestros pies, que veamos todo lo que hemos recorrido y que veamos también la jungla que nos espera delante, pero que somos muchas y muchos en este aspecto. Cada vez somos más, tenemos una fuerza increíble y ya no somos cuatro personas que estamos con miedo encerradas porque Franco nos podía pegar un tiro en la cabeza. Ahora somos un montón de personas que salimos a demostrar nuestro orgullo, ya sea en junio, en julio, en octubre o en noviembre. Hay una comunidad gigantesca a nivel internacional que cada vez es más y más grande, que cada vez conquista más espacios y más derechos. Para mí el camino sigue siendo para la equidad y la igualdad para que no tiemblen nuestros derechos cuando hay cambios en el gobierno, si es que los hay. Es importante que no se juegue con lo nuestro. Eso requiere mucho tiempo y darnos cuenta de que no estamos solos, sino que hay muchísimas personas caminando, que hay un camino trazado y que tenemos fuerza para seguir.