Galería: Galas de 'Supervivientes 2018'
Raquel Mosquera está viviendo 'Supervivientes 2018' con muchísima intensidad y son muy pocas las veces que se le ha podido ver quejándose por las condiciones en las que se encuentran. Además, la concursante por fin ha recibido la visita de un familiar y ha sido, nada más y nada menos, que la de su pareja Isi. El reencuentro fue de lo más pasional, pero la noche que pasaron juntos, lo fue todavía más.
La dirección del programa decidió dejar a Raquel Mosquera e Isi en una isla para ellos solos durante una noche. No pararon de darse cariño en todo momento, se bañaron al atardecer sin soltarse el uno del otro y luego se acomodaron en la única esterilla que les dejaron para dormir. Los movimientos debajo de la pequeña colcha que les cubría eran de lo más sospechosos y, Jorge Javier Vázquez, contó después lo que habían hecho. Según el presentador habían tenido dos relaciones completas y tres 'trabajos manuales'. A buen entendedor pocas palabras bastan.
Tras la romántica despedida ya se ha podudo ver a Isi en el aeropuerto de Madrid con una sonrisa de oreja a oreja al haber podido pasar un buen rato junto a su mujer Raquel Mosquera. Esto llenó de energía a la concursante, que no ha dudado en sacar las garras porque está harta de que sus compañeros Sergio Carvajal y Logan tengan una doble cara con todos los concursantes. Sin embargo, las venganzas sorpresa son las mejores, y eso es lo que ha ocurrido con la peluquera.
Recompensas envenenadas
'Supervivientes' siempre diseña pruebas que dejan sorprendidos a los concursantes y, en esta ocasión, jugaron a las 'recompensas envenenadas'. Raquel Mosquera se quedó para la última fruto del azar y no podía cambiar el saco que tenía entre las manos con otro compañero, pero sí con el que le ofrecía Lara Álvarez.
Mosquera se lanzó a cambiarlo y la recompensa fue mayúscula: cambiar una coliflor que tenía su tablilla por la de otro compañero. Lo dudó un poco, pero finalmente le robó a Sergio Carvajal su gran tarta, a pesar de la oferta que le había hecho de darle sus peces toda una semana. A nadie le amarga un buen dulce, pero que se lo quiten como al influencer, quizás un poco.