Galería: Eurovisión 2024
Si algo estaba claro desde que empezó Eurovisión 2024 es que daría mucho de que hablar, tanto es así que ha seguido produciendo polémica después su final. Tras una votación donde, solo con la puntuación del jurado, Suiza sacaba bastantes puntos al resto de países, Nemo Mettler obtenía 591 puntos (365 del jurado profesional y 226 del público) y se alzaba con la victoria de la 68ª edición del certamen. A la vez, hacía historia por convertirse en la primera persona de género no binario en ganar el festival de música.
Como es habitual, la persona ganadora del anterior año tiene que entregar el premio a la persona sucesora y ahí estaba Loreen, vencedora de 2023 con 'Tatto'. Con gran entusiasmo Nemo subió al escenario, agradeció el premio e interpretó 'The Code' en el Malmö Arena (Suecia) una última vez. Con gran energía y saltando de un lado al otro, se comió el escenario. No obstante, tanto esfuerzo produjo que al final de la eufórica actuación, Nemo se arrodillara en el suelo, saludara a la cámara agitando el trofeo, para después apoyarlo en el suelo, lo que produjo que se partiera en dos, algo que no pasó desapercibido en redes sociales.
I broke the code... and the trophy ??#Eurovision2024#Eurovision#songfestival#nemo#thecodepic.twitter.com/4S6a3Yl8Io
— Simon Timmerman (hij/hem) (@Siem1983) May 11, 2024
Más tarde, en la rueda de prensa posterior al festival, Nemo Mattler se mostraba muy feliz y aprovechaba el suceso para lanzar un claro mensaje a Eurovisión en referencia a la participación de Israel: "He roto el trofeo, quizá el trofeo se puede arreglar, quizá Eurovisión también necesita un poco de arreglo ". Palabras que fueron muy aplaudidas por los allí presentes. También contó que se rompió el pulgar y que le dieron otro micrófono de cristal: "También me rompí el pulgar. Pero me dieron uno nuevo, así que técnicamente ahora tengo dos".
Una señal de protesta
El suceso podría haber sido una señal de protesta, ya que, en el ensayo del sábado, Suiza fue no de los países que no participaron en el desfile de banderas para protestar por la participación de Israel. Además, su presencia en la final también estaba en duda hasta que llegara la gala, como ocurrió con otros países como Irlanda. Aunque parece que todo fue un accidente.
Sin embargo, de lo que muchos eurofans sacan de la situación es que el trofeo partido por la mitad no es, ni más ni menos, que una metáfora de lo que había sido esta polémica edición de Eurovisión. Quejas constantes, representantes obligados a cambiar su vestuario y mensajes a favor de Palestina y una "unión por la música" rota, que quizá, como decía Nemo, necesité de ciertos cambios.