Más allá de la viralidad de sus frases, La Veneno fue un ejemplo de superación y liberación que compartió con todo su público sus mejores y peores momentos. La vida de La Veneno no fueron todo focos y maquillaje, tras su imagen de persona segura había una dura historia familiar y un pasado en un pequeño pueblo almeriense de donde Cristina, siendo aún Joselito, tuvo que huir. Después llegarían, la prostitución, los shows en discotecas, las primeras apariciones en televisión junto a Pepe Navarro, la inesperada fama y todo lo negativo que esta le trajo.
Antes de dejarnos y casi como un final perfecto para su mediática vida, La Veneno publicó sus memorias de la mano de Valeria Vegas. "Digo: Ni puta, ni santa" es un libro en el que podemos conocer los pormenores de la vida de Cristina Ortíz y cómo vivió su fama e incluso su estancia en prisión. La autora de dicho libro, Valeria Vegas, dice de ella que era "un animal libre que dejó un legado de frivolidad, libertad y valentía". Libertad y valentía; algo tan difícil de encontrar en los medios actualmente que nos hace pensar en La Veneno como lo que fue, una persona que llegó a la televisión para romper moldes y enganchar a la audiencia con su peculiar manera de ser. Repasamos algunos de los motivos por los que echamos mucho de menos a Cristina Ortíz, La Veneno.
La Veneno como muestra de visibilidad del colectivo LGTB
Puede que sus formas no fueran las mejores, aunque en sus inicios televisivos no fuera tan agresiva como lo fue posteriormente, pero que una mujer transexual apareciese en televisión en la década de los 90 era algo transgresor, arriesgado y que es digno de agradecer a Pepe Navarro y su equipo. El público de entonces empezó a entender que había otras opciones y que también podían aparecer en televisión. Sin duda, La Veneno abrió la puerta a muchas otras que vendrían detrás y, aunque quizás no fue abanderada en ninguna causa del activismo LGTB, a su manera hizo mucho por todo el colectivo y su visibilización.
La Veneno como icono de la moda más arriesgada
Si algo llamaba la atención de La Veneno a primera vista era su estilismo, así como su innegable belleza. Algo de lo que no dudó en presumir nunca. Muchas veces dijo que ella era "un bellezón"; un bellezón que se vestía con trajes de lo más arriesgado que no dejaban indiferente a nadie. Eso sí, había que tener el porte para poder llevarlos y La Veneno lo tenía. Presumía, además, de sus infinitas piernas que siempre dejaba ver y su prominente escote. Inolvidables son algunos de sus looks como el vestido rojo que recuperó para las fotos de su biografía o las transparencias que acostumbraba a lucir.
Quizás decir que La Veneno fue "un icono de la moda" es exagerar, pero cuando Beyoncé ha llevado el mismo vestido que Cristina en una de sus últimas sesiones fotográficas no se nos ocurre otra manera de llamarlo. A todos nos sorprendió cuando saltó la noticia de que Beyoncé había elegido un vestido de un diseñador español para posar por primera vez con sus gemelos recién nacidos, pero más nos sorprendió aún cuando supimos que ese mismo vestido lo había llevado La Veneno. Fue para la que sería su última sesión de fotos, cuando el fotógrafo Matías Uris la retrató con esa bata-vestido de Palomo Spain que luego luciría Beyonce.
La Veneno como ejemplo de superación
A la que conocimos como Cristina Ortíz 'La Veneno' nació llamándose Joselito en Adra (Almería) donde, según ella misma, "la que no es puta, ladra". Su infancia fue realmente dura y, en diversas apariciones televisivas, entrevistas y, especialmente, en su libro relató cómo vivió siendo tan diferente a los demás y en un entorno nada acostumbrado a aquello que se escapase de lo tradicional. Bien es cierto que en 1964, año en el que nació, no era algo fácil para nadie ser homosexual o transexual, pero ella además tuvo que enfrentarse al rechazo de su madre y su familia desde su infancia.
Esto pudo ser lo que hizo que La Veneno fuera la persona fuerte y echada para adelante en la que acabó convirtiéndose. Cuando has tenido una dura infancia siendo rechazada por tu familia, aprendes a luchar por ti misma y huir de las situaciones que te hacen caer. Y así lo hizo Cristina continuamente durante su vida. Cual ave fénix, La Veneno resurgió de sus cenizas una y otra vez, como demostró en su reaparición televisiva tras su paso por la cárcel. Además, no tuvo miedo en abrirse al público y con una desnudez sentimental admirable publicó su libro que parecía ser el comienzo de un nuevo resurgir de La Veneno. Lamentablemente, no fue así y no pudo disfrutar el éxito que supuso "Ni puta, ni santa" ni de todo lo que le podría haber llegado después en televisión y fuera de ella.
La Veneno como fábrica imparable de frases legendarias
Sin duda alguna, si hay algo que nos dejó Cristina Ortíz fue un catálogo de frases casi infinito que, con las redes sociales, se han convertido en memes que no paran de aparecer una y otra vez. Cada vez que La Veneno hablaba despertaba las risas de aquel que le escuchase aunque estuviera relatando un drama. Tenía una capacidad envidiable para crear frases cómicas incluso en las situaciones más inesperadas, especialmente en sus enfrentamientos televisivos.
"¡Digo! ¡Vaya!" o "¿Qué currículum tiene esa tarántula?" o las diversas referencias a "su coño" o "su tiburón" son solo algunas de las muchísimas frases que aún utilizamos poniendo sus palabras en nuestra boca. Es inolvidable su facilidad para insultar (que para esto también hay que tener talento) haciendo que la persona insultada tenga que aguantarse la risa. Y si alguien criticaba sus malas formas o lo ordinaria que podía llegar a ser ella tenía una respuesta: "Me lo paso por las aletas del coño".
La Veneno como animal televisivo de talento inmensurable
Habrá quien considere que no se puede hablar de talento al hablar de La Veneno. Sin embargo, para nosotros, no se puede negar que Cristina Ortiz contaba con un inmesurable talento. No, Cristina Ortíz no tenía una voz prodigiosa con la que pudiera labrarse una extensa carrera musical (aunque su canción "Veneno pa' tu piel" fuera todo un hit), quizás tampoco contaba con el una bestia de la interpretación en su interior que le permitiera llenar teatros en toda España, pero si tenemos en cuenta que su escenario era la televisión es innegable que La Veneno valía. Habrá quien diga que solo era una persona que gritaba mucho en televisión, pero en la pequeña pantalla hay que saber qué, cómo y cuándo gritar y esto lo controlaba a la perfección.
La Veneno tenía una capacidad indudable para desenvolverse ante cualquier solución delante de las cámaras (y, probablemente, también detrás de ellas). Esto hizo que se convirtiera en un animal televisivo, siendo algo así como una musa para Pepe Navarro. "Era un fenómeno único, y creo que ha habido muy pocos como ese en la televisión. Su secreto era su tremenda ternura que contrastaba con su apariencia atroz", dijo el presentador tras la muerte de La Veneno. Ella supo hacer de sus "malas" formas y su peculiar forma de entender la vida un personaje que la convirtió en un verdadero icono de nuestra televisión. No era actriz, no era cantante, pero está claro que La Veneno era artista. De las que ya no quedan.