Todo reality tiene su margen de duda, ya que nunca puedes saber con total certeza si el concursante está siendo él mismo o interpretando un papel. Algunos simplemente explotan ese personaje preasignado con el que se presentan al programa, ese rol con el que pretenden mostrarse al mundo. Mónica y Ezequiel han querido ser los pijos de la nueva edición de Pekín Express, pero la fantástica vida de la que alardean ha dejado de darnos envidia desde que han abierto la boca.
Podríamos pensar que fue un comentario desafortunado o sacado de contexto, pero ella tenía bastante claro que la situación en la que se encontraba rayaba en lo absurdo y siguió defendiendo su triste perspectiva: "Me ha parecido surrealista pedirle a un negro que yo le quiero lavar el coche por favor."
"Si yo supiera como era Pekín Express..."
La pareja adinerada de este tipo de programas siempre deja algunas perlas por su baja disposición al trabajo físico, algo que no podemos negarles ya que pocos de nosotros aguantaríamos tres días sin ducharnos. Sin embargo, las deplorables frases de Mónica van mucho más allá de su privilegiada posición social. Pero ¿qué más se puede pedir a dos personas que no se averguenzan de definirse como el Ken y la Barbie de plástico?
Mónica ya pretendió en el primer programa que Ezequiel llevara las dos mochilas de la pareja, y también nos ha recordado que prefiere su vida entre el spa y las tiendas. Veremos qué más nos tiene preparado el próximo domingo, lo sentimos mucho por los siguientes proletarios que se crucen en su camino.