En cuanto escuchó la voz de la mujer que le dio la vida, Saavedra rompió a llorar y de sus ojos brotaban cientos de lágrimas negras por culpa de la máscara de pestañas. Mientras su cara se volvía un poema, ninguna de las dos era capaz de articular otra palabra que no fuera "hijita" o "mamita", convirtiendo 'Gran Hermano VIP' en un culebrón de sobremesa. Cuando por fin consiguieron relajarse, Haydée instó a su niña a que se portara mejor con todos sus compañeros, algo que la peruana no le resulta del todo fácil. "Yo lo intento, pero a veces es muy complicado. Ya sabes como es la gente, están llenos de odio y de rencor, pero tú sabes que en mi corazón no tengo odio para dar", decía una compungida Saavedra.
Pero el punto álgido de la llamada estaba a punto de llegar. Saavedra preguntó a su madre por su abuela, su "mamá Amelia", como ella la llama cariñosamente. Aunque le costaba mucho articular palabra, la mujer se puso al teléfono e intentó tranquilizar a su nieta asegurando que ya se encontraba mejor, todo un respiro para la gran hermana. "Te quiero mucho, te adoro, eres mi vida", clamaba la eterna rival de Mónica Hoyos, que al final tuvo que despedirse a prisa y corriendo por las exigencia del Súper.
Saavedra, el rival más fuerte
Parece que, por desgracia para los habitantes que no paran de nominarla, a Saavedra le queda por pasar un largo periodo de tiempo dentro de la casa de Guadalix de la Sierra. Una semana más, se juega la expulsión del programa junto al Koala y a Darek, aunque todo apunta a que se volverá a salvar y será uno de ellos quien terminará viéndose con Jorge Javier Vázquez en el plató de Telecinco.