Dos años han pasado desde que Marta Fernández empezó a sufrir acoso por parte de un desconocido. Pero no fue hasta ahora, con la resolución del juez en la mano, que se ha hecho público. Ha sido en 'Espejo Público' donde se ha contado el caso en exclusiva a través de la propia protagonista de esta aterradora historia. "El acoso comienza de una manera en la que es imposible de detectar. Un individuo comienza a escribirme a través de las redes sociales. Eran mensajes raros, pero no preocupantes. Más inquietante si acaso la insistencia, porque eran bastante frecuentes", cuenta ella misma.
Pero esto fue solo el comienzo de algo realmente grave. " De repente me asusté cuando un día me envía una carta a mi domicilio particular con número de portal, piso y letra. Lo más alucinante es que mi acosador se identificaba. Había plasmado de su puño y letra su nombre y su dirección en el remitente. No entendía nada", relata la presentadora de 'Noticias Cuatro'. "Las cartas tenían un contenido delirante. En una de ellas decía que me había visto en un terraza de mi barrio y que yo le había mirado y que su corazón había empezado a palpitar. A partir de ahí se había construido una historia de amor absolutamente caballeresca y enloquecida".
Esta situación, aún que suficientemente grave, no hizo a Marta Fernández creer que fuese para tanto hasta que vivió otro capítulo preocupante. "Un día en una carta me envió un pequeño regalo, una llave. Fue más preocupante cuando una noche de Reyes llego a mi casa y me encuentro una caja en el balcón. Comprendí que no solo me escribía cartas a casa, si no que había estado allí, en mi puerta y me podía incluso haber roto el cristal del balcón. Esa fue la primera vez que fui a comisaría", explica que incluso llegó a acosarla en situaciones de su ámbito profesional: "Comenzó a acercarse a mí físicamente. Un día presentando un acto lo identifiqué. Me entraron los mil males. Me tuvieron que sacar por la puerta de atrás".
"Un día presentando un acto lo identifiqué"
El acoso no cesó sino que se volvió más insistente. Lo más llamativo siempre fue que no dejó de identificarse de manera clara con la presentadora llegando a enviarle su propio DNI, el carnet de conducir... postulándose siempre como un pretendiente. " Lo peor es que comenzó a presentarse debajo de mi domicilio. Se plantaba en mi puerta todos los días. A eso de las siete y media, ocho de la mañana se ponía debajo de mi balcón a jugar con una pelota o a cantar o hacía que hablaba con el móvil. Yo le veía desde arriba. Es como estar prisionera en tu propia casa, porque no puedes bajar".
Pese a que intentaba evitarlo, un día se encontraron cara a cara y la situación fue la gota que colmó el vaso: " Un día bajo a un bar y me lo encuentro. Me suelta: '¡Qué no me haces caso! ¡Las mujeres cómo sois! ¡Las guapas cómo sois!'. Y luego mirando a la gente que había en el local y seguía: '¡Esta, que no me hace caso! ¡Mira las guapas! ¡Las mujeres solo queréis a los hombres por el dinero!'". Fue entonces cuando decidió volver a denunciarlo. " En julio y agosto de este año volvió y ya tuve que acudir de nuevo a denunciar a la Policía. Le detuvieron en su casa y un juez le ha puesto una orden de alejamiento de quinientos metros. No ha vuelto ", asegura habiendo puesto ya fin a dos años de terror.