"Hay muchas cosas detrás de una familia, yo elijo contar lo bueno", ha comenzado señalando. Lo cierto es que una vez tuvo el diagnóstico, sí quiso compartirlo, y esta es la razón: "No escribí nada en quince días del shock, estaba en brote. No tiene cura, pero tiene tratamiento. El brote consistía en que empecé a sentir cosquillas por el pie pero, al día veinte, ya se subió al costado. Este brote fue desagradable, es la enfermedad de las mil caras, te puede dar en un ojo y dejarte sin visión unos días, te puede afectar al habla... Tuve suerte y me dio con hormigueos. Fue cuando empezamos a pasear tras el confinamiento. Cuando me subió al costado, llamé a mi tía Blanca, ya asustada y con la voz rota", ha asegurado.
Después de esta llamada en la que su tía la colgó, recibió la llamada de una de sus hermanas que le decía que iba a de camino a su casa a recogerla, y esta fue su reacción: "Y yo ahí me cagué, estábamos en plena pandemia y me dije 'cómo tengo que estar para que vengan a por mí para llevarme al hospital y que me llevara algo para que durmiera en el hospital. Le pedí a Dios que no fuera nada". Fue en ese momento cuando le hicieron las pruebas pertinentes hasta llegar al diagnóstico. Lo cierto es que fue un cúmulo de emociones porque acababa de descubrir que estaba embarazada de su primer hijo, Martín, y temió mucho por su bebé.
Y aunque se derrumbó, añadió: "Odio decir esto pero respiré, porque es una enfermedad que conozco por mi madre". Como se quedó en shock, asimilando lo que le estaba pasando, no apareció en las redes sociales, lo que hizo que sus seguidores se alarmaran: "Yo no sabía si lo quería contar o no. No sabía qué excusa poner, creí que era mejor dar la información. Hice un vídeo y lo expliqué. Estaba acojonada y dejé el móvil, no quería ver las reacciones. Estaba triste. Pero luego vi que eran mensaje de abrazo, fue de lo mejor que me ha dado las redes sociales, el apoyo que me dieron". Una de las razones por las que no prefiere hablar demasiado es porque hay marcas que lo rechazan, y ha contado: "Hay gente muy mala que me dice que no tengo esclerosis múltiple porque estoy bebiendo, o de fiesta, o tomando el sol, o qué haces en el gimnasio... te hacen sentir que te define una enfermedad y a mí no me define. Yo hago mi vida normal hasta que no pueda hacerla".
Asimismo, ha contado cómo le ha afectado en su vida teniendo a su madre enferma: "No es una enfermedad que te fulmine en tres meses. Aunque es una faena, tengo un hijo, con mi madre no hemos ido de compras o a bailar, la ves apagándose y cada vez un poco peor. No quiero ser una carga y que se preocupen por mí o no acompañar a mi hijo en su boda porque no pueda andar", ha seguido diciendo sobre lo que le preocupa en el futuro.
Sintió mucho miedo
Del mismo modo, Pablo Castellano, su marido, también ha contado cómo vivió el diagnóstico: "Con miedo. Yo soy un poco hipocondriaco y muy mal enfermo, y me ponía en lo peor. Pero cada día tenía que estar como muy positivo. No quería que ella se ocupara de mí. Somos una piña todos y fue todo muy llevadero".