La tarde del 26 de abril estaba muy tensa en el plató de 'Sálvame', cuando María Lapiedra volvía, de la mano de Gustavo González, a defenderse de los comentarios de los colaboradores tras su salida de 'Supervivientes 2018' y con todos los escándalos que está protagonizando. Una de las principales damnificadas con la visita de Lapiedra fue María Patiño, a la que, según Pascualina, no será invitada la boda de esta con el paparazzi. Algo que, según Patiño, sería una estrategia para conseguir ser llamada a los platós de televisión.
Sin embargo, la exconcursante de 'Supervivientes 2018' no es la que consigue hacer cabrear a Patiño, ya que la cosa viene de muy largo. Durante las más de cuatro horas que suele durar el programa, muchas veces vemos como la presentadora de 'Socialitè' se convierte en la mofa de sus compañeros de realización, cuando la ponen doble en la pantalla, quizá intentando hacer mofa de la cantidad de minutos semanales que Patiño hace en Telecinco. Y, esta vez, no le hizo ninguna gracia.
Su cara era un poema y, cuanto más veían que la colaboradora no estaba por la labor de ser objeto de burlas, más se le transformaba el rostro, incluso llegando a llamar la atención al director del programa, que no ponía remedio. Sin duda, la gota que colmó el vaso fue el momento en el que el plano de Patiño aparecía ocho veces en pantalla, algo que terminó de mosquearla: "¡Basta ya! ¡Al final voy a subir!", decía. En cuanto la escuchó, Carlota Corredera, que era la presentadora del programa esa tarde, la animaba a hacerlo: "¡Pues sube y cántale las cuarenta!". Patiño, sin dudarlo ni un momento, se levantó de su asiento y se fue directa a la zona de escaleras del plató.
La venganza de Patiño
Mientras subían las escaleras, Patiño aseguraba estar harta de que se burlasen de ella, por lo que iba dispuesta a encararse con el realizador en pleno directo. Y ese anuncio, lo hacía con los tacones en la mano, alertando de que podría ser un arma arrojadiza si le hiciese falta. Las dos entraban a la sala, mientras Patiño llamaba la atención para que su nuevo enemigo saliese. Lo que no se esperaba es que la puerta de cristal de la sala estaba totalmente cerrada, ante las burlas del realizador, que veía, a través de los monitores, cómo Patiño golpeaba la puerta diciendo: "Sal y da la cara, cobarde. Te voy a esperar cuando acabe el programa". Pero el realizador no fue capaz de dar la cara, muy seguro dentro de su sala, a puerta cerrada.