El huracán Maite sigue dando de qué hablar fuera de la casa de 'Gran Hermano'. A la navarra parece que no se le gasta la energía para seguir dando guerra tras su paso por el programa de Telecinco, y afirma que a pesar de todas las críticas y malas palabras que ha recibido por parte de sus compañeros dentro de la casa, la audiencia la quiere y aprecia.
Maite entró en la casa de Guadalix de la Sierra como un torbellino. Fue la madre de Suso a ojos del resto de concursantes y como l a madre real de Sofía para la audiencia. A pesar de que lo primero era totalmente falso, el hecho de que el resto de la casa descubriera su secreto no fue considerado lo más polémico ni lo más criticado de la navarra en el programa.
La concursante siempre había declarado que su carácter era bastante difícil pero que aún así se consideraba una persona auténtica y nada hipócrita. Su sinceridad y su enérgica actitud provocaron los primeros enfrentamientos dentro de la casa, lo que llevó a más de uno a tirarse de los pelos de la desesperación. La suma de todas las broncas de Maite hizo que, al final, prácticamente toda la casa la acabara nominando con una alta votación.
''A mí me adora todo el mundo''
La navarra abandonaba el reality clamando a los cuatro vientos que se encanta a sí misma y que la gente también suele quererla con locura. Pese a que muchos discrepen sobre ello, Maite declara que, en sus primeros días como exconcursante, ha recibido un montón de cariño por parte del público. También afirmó que su frenético ritmo en la casa la ha agotado y que necesita descansar un poco. Ya se verá si la fuerza de la navarra se acaba apagando o si, por el contrario, hay Maite para rato.