Maite es, sin duda,la concursante que más está dando que hablar en esta última edición de 'Gran Hermano'. Dio mucho juego dentro de la casa de Guadalix de la Sierra no sólo entre los concursantes sino también entre la audiencia pues es obvio que su paso por el concurso ha resultado muy divertido y excéntrico para el público. No fueron pocas las broncas y las tensiones que generó la navarra dentro del reality y es que, según la mayoría de los que la vieron desde fuera, Maite se había excedido demasiado.
Emocionada, Maite hablaba de cuando se quedó embarazada con 16 y del profundo amor que sentía por el único chico con el que había estado, su novio, con quien se acabó casando pensando que tendría una vida de ensueño. Tal sueño se convirtió en pesadilla cuando este empezó a anularla como persona y a maltratarla. "Era cinco años mayor que yo y me dejaba llevar por él en todo. Hasta que se convirtió en el dictador de la casa", afirma. Después de denuncias y mucho sufrimiento, Maite consiguió salir adelante, conocer a hombres verdaderamente nobles y reconstruirse a sí misma.
Una mujer liberada de su pasado
La exconcursante consiguió superar los duros momentos de su pasado y no le hace falta afirmar que ahora es una mujer fuerte y libre. Sus declaraciones, libres de prejuicios, dan muestra de ello: ''Me gusta el juego y no tengo la culpa de que ahora vuelva locos a todos los hombres". Además, las críticas sobre sus palabras hacia Suso y hacia Raquel han hecho que tuviera muchos enfrentamientos con las madres de ambos concursantes. Tales críticas parecen resbalarle a la navarra, que sigue en su línea de narcisismo y pensando que nadie tiene verdadera potestad para llevarle la contraria y hacerle pensar diferente.