Durante una de las últimas emisiones del magazine, a la madrileña le han dado palos por todos lados, llevándola a vivir una de sus peores tardes desde que participa en el programa. Todo el mundo recuerda lo mal que lo pasó Lozano cuando, en pleno hervor del caso de la desaparición de Ylenia Carrisi, la hija de Romina Power y Al Bano, se atrevió a asegurar que la joven estaba viva y que había sido vista. Estas palabras le llevaron a los tribunales, a raíz de una demanda que los progenitores de la italiana interpusieron contra ella.
La colaboradora nunca superó este capítulo de su vida, que la sitúo frente a las cuerdas y cuestionó su profesionalidad como periodista. Casi una década después, este tema sigue muy presente en la mente de Lozano y levanta ampollas en su corazón cada vez que se hace mención a él. En lugar de entenderla, sus compañeros de 'Sálvame' quisieron ponerla entre la espada y la pared y mostraron un vídeo de Power hablando de su hija en la versión italiana del programa 'La caja'. Durante su intervención, la cantante aseguraba que también creía que su retoña estaba viva, y que había sido víctima de una pérdida de memoria infligida por las drogas que le impedía regresar a casa.
Lozano, rota de dolor
Por los pelos
Ni Lydia Lozano ni el resto de sus compañeros podían creerlo. El rostro de la periodista estaba descompuesto, y los demás colaboradores rogaban a Hernández que se lo pensara dos veces. "Lo siento, Lydia. Nos veremos más fuera, ¿qué te digo?", lamentaba Carlota Corredera. "No, por favor", gritaba Mila Ximénez. La tensión en el plató era más que evidente y se incrementó aún más cuando Manuel Zamorano, el encargado de cortar el pelo, comenzó a deslizar la maquinilla sobre la nuca del tertuliano. A la misma vez que los canosos pelos de Hernández se deslizaban por la capa de barbería, lo hacían las lágrimas de Lozano por su rostro. Estaba rota, desconsolada y angustiada.
Pero, de repente, el que compartió sillón con la periodista en 'A tu lado', dio un giro de tuerca inesperado y se levantó rápidamente del sofá en el que se estaba sometiendo a su cambio de imagen. "¡Para!", exclamó provocando la sorpresa de todos los presentes. "Yo nunca jugaría con el trabajo de nadie y menos con el tuyo, Lydia. Me raparía el pelo para que, en vez de cuatro días, vinieras cinco", explicó Hernández. Ante estas palabras, Lozano se puso de pie rápidamente para fundirse en un tierno abrazo con su amigo, mientras la grada aplaudía embravecida. "Aquí no gana una para sustos", dijo Ximénez, convirtiéndose en portavoz espontánea de lo que todos sus compañeros estaban pensando en ese momento.