"Cuando se produce la muerte de mi abuela a mí se me parte el alma, todos los planes que yo tenía en la cabeza se me van y me entra una sensación de culpabilidad tremenda, me siento un mierda de tío por haber pasado el último año sin hablarme con mi madre y por haberme despedido de esa forma de mi abuela", ha sido una de sus primeras reflexiones sobre su situación familiar.
Fue en las Islas Canarias, lugar donde se encontraba para celebrar la boda de su prima Anabel Pantoja, cuando se da cuenta de que en ese momento siente que debe estar cerca de su madre a pesar de sus enfrentamientos: "Yo estaba roto porque se había muerto mi abuela, pero a mi madre se le había muerto su madre, sentía que tenía que estar con ella".
Por eso su forma de pensar cambió y decidió no seguir enfadado con el mundo: "A mi madre le he perdonado lo económico, no voy a seguir luchando por eso, tengo una vida y quiero vivirla, eso no quita que mi madre tenga que explicarme lo sucedido". Pero en ese momento dudó por las palabras desalentadoras de su prima: "Mi prima me dijo que había hablado con mi madre y que le había dicho que no quería que fuese, que por allí no me querían ni ver".
Fue Raquel Bollo quien le animó a dar el paso y a dejar el miedo a un lado: "Cuando llegué a Cantora acompañado de mi primo Manuel Cortés bajó una persona que trabaja para mi madre a abrirme la puerta de la finca. Cuando empiezo a llegar a la casa veo de lejos a una persona en el patio, me acercaba nervioso con el corazón saliéndoseme por el pecho y me doy cuenta de que es mi madre".
La calma duró unos minutos
Así, ha contado cómo fue esa primera toma de contacto con su madre: "Nada más vernos nos abrazamos y nos tiramos quince minutos abrazados, sin hablar, no había nada que decir, lo único que ella hizo fue, mirando al cielo, darle gracias a mi abuela diciendo 'Gracias mamá, has tenido que morir para que mi hijo venga a verme'. En ese momento volvió a ser mi madre, durante esos quince minutos era mi madre, la que yo necesitaba y habría matado para que esos quince minutos hubieran durado una eternidad".
Pero tan solo sintió que las cosas estaban bien en ese abrazo, porque su relación en muy poco tiempo ha vuelto a torcerse: "Después del abrazo mi madre me empezó a hablar de nuestros problemas, quería que le contara lo que había hecho durante este último tiempo en la televisión". Y su mayor sorpresa llegó cuando se fijó bien en su físico: "Mi madre está muy mal, está muy delgada".