El colaborador se ha dirigido a todos los que le critican mirando fijamente a cámara, y ha explicado que él nunca pidió el pinganillo. No obstante, la dirección del programa consideró oportuno que trabajara con él puesto. En su defensa, el resto de compañeros ha manifestado la dificultad que conlleva desarrollar su trabajo con el pinganillo puesto.
Harto de que su trabajo no sea valorado como se merece, el ex gran hermano ha añadido: "Luego hay mucho tonto y mucho malicioso que dice que yo vengo aquí y no sirvo para nada, y que para lo único que sirvo es para retransmitir lo que me dicen. Y eso es mentira". Además, ha dejado patente el esfuerzo que hace para traer cada día noticias que resulten de interés para los telespectadores y los bombazos que tanto le caracterizan. Y ha asegurado que hasta "en mis peores momentos estoy ahí dando el callo".
Un puesto más que merecido
Alardeando de su profesionalidad, Kiko Hernández ha tachado de "payasos, inútiles e ineptos" a los que, como Toño Sanchís, han probado suerte como colaboradores y dado que no cumplían con los requisitos tuvieron que abandonar el puesto "por la puerta de atrás". No solo ha defendido su trabajo, también el de todos sus compañeros, quienes durante nueve años, "con o sin pinganillo", se esfuerzan cada día por no defraudar a su fiel audiencia. Para finalizar su discurso, Hernández, haciendo referencia a la sonada frase de Isabel Pantoja, ha dicho: "Que no tenéis vida, que estáis muertos de envidia porque nosotros sí ocupamos una silla aquí".