Uno de los temas que más jugo dio en el plató de las noches de Telecinco fue el pasado de Carmina Ordoñez y su vinculación con el mundo de las drogas. El entrevistado afirmó que había intentado ayudarla en diferentes ocasiones, incluso cuando él era todavía menor de edad y no podía hacer uso del dinero que le había dejado su abuelo materno: "Hablé con mi madre y le dije: 'mamá, he estado hablando con un médico y esto no tiene vuelta de hoja'. Mi madre no tenía el dinero suficiente y yo tampoco lo tenía porque era menor de 18 años", afirmó Contreras.
Y, tal y como declaró, uno de sus mayores temores en la vida era el de caer en el infierno en el que su madre estuvo metida durante tanto tiempo, algo que él mismo había experimentado en sus propias carnes: "¿Has superado tu problema de adicción a las pastillas?", preguntaba el presentador. Por su parte, Julián Contreras afirmaba: "Tenía mucho miedo a que me pasase lo mismo que a mi madre. Me pasó en frecuencia y en cantidad. Pasaba de las veinte pastillas", confesó el joven.
Aunque el famoso no mintió cuando fue preguntado sobre si alguna vez había querido quitarse la vida. "Salí de 'Gran Hermano' y mi vida se volvió un infierno. Un día tras otro en el que me despertaba y decía: 'después de todo, no quiero que así sea el final. Por eso nunca quise quitarme la vida, a pesar de haber sido una cosa que se ha dicho siempre sobre mí", confesaba.
El gran pufo de Julián Contreras
Uno de los temas por los que también Julián habría pasado un calvario habría sido su afectada situación económica. El hijo de Carmina Ordóñez declaró que le debía mucho dinero a un amigo suyo con el que niega haber tenido contacto después, contradiciendo las palabras de Gema López. Como siempre se ha sabido, las cuentas del joven no han estado nunca lo suficientemente saneadas, a pesar de, tal y como comentó el colaborador Antonio Rossi, vivir tanto su padre como él en unos pisos valorados en más de 1.500 euros cada uno.
Aunque el polígrafo dictaminó que decía la verdad ante la pregunta de si había tenido ocasión de pagar a sus deudores y no haberlo hecho, dando por afirmativo que la mala racha económica de Contreras ha sido una cuestión de mala suerte: "Me tragué el bulo del emprendedor, que era eso, un bulo", afirmaba el joven que intentó, sin éxito, poner varios negocios de restauración, además de en otros sectores. Y es que, según la máquina de la verdad, el dinero que Julián debe a sus hermanos, por todas las veces que se lo han prestado, equivaldría al precio de un piso en el centro de Madrid.