El torero ha sido el anfitrión de Bertín Osborne y Fabiola Martínez en 'Mi casa es la tuya' donde no ha dudado en hablar sobre la terrible cornada que le provocó la pérdida de visión.
Juan José Padilla tuvo que hacer frente en 2011 a uno de los peores episodios de toda su vida, cuando un toro le jugó una mala pasada que desencadenó en una cornada realmente impactante. Aquel día la Plaza de Toros de Zaragoza fue el escenario de lo que podía haber terminado en una verdadera tragedia después de que el toro atravesará con su cuerno la piel y gran parte de la cara del diestro. "Fue una tarde muy bonita porque ya despedía la temporada, pero el toro me ganó la acción y cuando salté, el animal saltó y se llevó la cara y el ojo", ha contado Padilla. "Yo sabía de la gravedad de la cornada porque cuando me quiero poner de pie tengo que recoger el ojo y la cara que se me habían descolgado", ha añadido ante la atónita mirada de Bertín Osborne. De hecho, ha revelado que él fue consciente en todo momento de que se estaba jugando la vida, pero que si por algo lo sentía especialmente era por su familia.
"Yo sabía que la visión la perdía y la gravedad es cuando llego a los brazos del doctor y yo le digo que lo hiciera por mi mujer y mis hijos porque la carótida estaba seccionada y yo me quedaba sin oxígeno y sin fuerzas", ha confesado, llegando a añadir: "Yo sentí que me apagaba y me moría". Sin duda, un desgarrador relato que, sin embargo, el torero ha contado con total entereza demostrando que ya es cosa del pasado.
Una recuperación muy dura
Ahora bien, si difícil fue enfrentarse en el momento a semejante cornada, más complicada fue la recuperación derivada de ella. Para empezar, los médicos no albergaban muchas esperanzas de que pudiera volver a andar, pero cuando poco a poco observaron su evolución, supieron que Juan José Padilla había podido superar este obstáculo. De manera que, la atención se centró en el ojo, así como todos los órganos y nervios de la cara que se vieron afectados y que llevaron al torero a acudir a numerosas sesiones de logopedia.
"Estando ya en planta, me puse en el espejo y era un espectáculo, pero como fui por mi propio pie entendí que con eso me valía. Sí fue difícil enfrentarme a la cara de mis hijos, mi mujer, mis padres o los seres que me quieren, porque eso sí fue un maldito espejo", afirma el diestro hasta llevarle a tomar una drástica decisión: "Eso me mantuvo un mes o mes y medio encerrado en un cuarto sin querer ver a nadie porque yo notaba la tristeza en la expresión de quienes me miraban". Sin embargo, poco a poco fue dando muestras de pequeños avances que incluso se saldaron con la vuelta a los ruedos de Juan José Padilla apenas unos meses después. "Me puse el parche por respeto a mis compañeros porque busqué la forma más disimulada y a partir de ahí me preparé. Yo tenía que afrontar ese esfuerzo de vestirme de luces. Mi padre y mi madre no querían que volviera y sin embargo, mi mujer y mis hijos sí lo aceptaron. Yo no quería ser víctima ni dar lástima, sino salir y que se me exigiera como a cualquiera".