El diestro ha compartido en 'Lazos de sangre' cómo vivió la enfermedad de la cantante y lo que supuso su muerte.
No hay duda de que Rocío Jurado fue el gran amor de José Ortega Cano y, aunque él haya rehecho su vida junto a Ana María Aldón, el diestro la sigue manteniendo muy presente. Así lo demuestra con los continuos homenajes que dedica a la que fuera su mujer durante 11 felices años hasta que un cáncer de páncreas terminó con la vida de la cantante.
Precisamente de esa desafortunada época, Ortega Cano ha hablado para 'Lazos de sangre', un programa que ha repasado los momentos más reseñables de esta saga familiar. "Ella nunca dijo que se iba a ir. Lo pensaría, pero nunca lo dijo", ha empezado señalando el torero para posteriormente afirmar de manera rotunda: "Fue muy valiente".Una valentía que dice que la cantante demostró al ofrecer la rueda de prensa en la que anunciaba su estado de salud: un cáncer de páncreas del que debía ser intervenida. Sin embargo, Ortega Cano ha confesado sorprendentemente que él no tuvo noticia de esta convocatoria ante los medios hasta el mismo momento en que se produjo:"Ahí demostró aún más su categoría como persona con la manera en que lo afrontó".
Lo cierto es que la familia se volcó con La más Grande durante los dos años que estuvo luchando contra la enfermedad y de los cuales pasaron varios meses en un centro hospitalario de Houston que, desafortunadamente, no pudo revertir el grave pronóstico que presentaba Rocío Jurado. "Desde que se enteró de que estaba enferma, (Rocío Jurado) le quiso mucho más (a Ortega Cano)", ha señalado en el mismo espacio el que fuera médico y confidente de la cantante, el Doctor Mariscal. Un entierro multitudinario
El 1 de julio de 2006 Amador Mohedano, hermano de Rocío Jurado, era el encargado de anunciar ante los medios de comunicación el fallecimiento de la cantante. Esta noticia, que conmocionó a buena parte de la sociedad, se convirtió en portada de los grandes publicaciones de la naciónn. Y es que el país debía decir adiós a una de las artistas más consolidadas no solo en su país, sino también en el extranjero.
El día del entierro su ferétro era portado por, entre otros, su hermano Amador mientras que los habitantes de Chipiona acudieron a la Iglesia donde la familia se despedía de su pilar y sustento. Allí se pudo ver a unos desolados Rocío Carrasco y Ortega Cano, quien ha confesado muy emocionado: "Fue impresionante ver las calles llenas de gente. Me acuerdo de todos los artistas que estuvieron como si hubieran perdido a parte de su familia"