"Pedro, como todos sabéis, tiene una gran personalidad, es un artista muy especial y para trabajar con él hay que jugar a su juego. Si no entras al trapo y no juegas con él... Él es su mundo y si no entras pues no entras. Cuando fui a trabajar con él era un chulito arrogante que iba a mi rollo y a mí no me tosía ni Blas. No me interesaba para nada su mundo, su vida, me daba igual. Yo iba a hacer mi película y fuera y no, no es así", contaba el actor en la entrevista.
Jorge Sanz continuaba contando su experiencia: "Cuando trabajas con una persona con una personalidad tan potente tienes que entrarle al trapo y entrar en su mundo. Me invitaron a irme. Me llevó al bar de Bellas Artes, nos pedimos un combinado y me dijo 'me parece que lo vamos a tener que dejar'. Me dijo 'esto no funciona, esto no va bien'. Llevábamos una semana trabajando ya, para mí era un trauma. Yo creo que me había pillado en un par de renuncios, riéndome de alguna cosa que había hecho él", revelaba.
Una experiencia complicada
Jorge Sanz no encajaba con la forma de trabajar de Almodóvar: "Eran muchas cosas. Era la mecánica de trabajo, es muy distinta, el mundo que le rodea es muy especial también. Yo ni entiendo de marcas y me dan igual y no se puede. Si trabajas con él o con cualquiera que tenga un carácter tan marcado tienes que entrar al juego". El actor concluía contando que le pidió que se lo pensara: "Le dije 'hombre, no me vas a poner en la calle a la semana de trabajo, qué quieres que haga', me dijo 'déjame pensarlo'. Me fui a casa, al rato me llamó y me dijo 'mejor vamos a dejarlo'. Nos hemos cruzado varias veces y sin ningún problema".