"Todo me iba bien pero a pesar de eso había algo que no se lo que era que no me permitía disfrutar de todo lo que tenía. A pesar de todo lo que tenía a mi alrededor solo veía muerte, todo me remitía a la finalización de la vida. Todo era decadencia, pensaba 'todo se va a acabar', 'mi vida se va a acabar', '¿para qué hacer algo si todo se va a acabar?'", explicó el comunicador.
"Mi casa se convirtió en mi refugio, en el terreno que yo conocía en el que no entraba absolutamente nadie. Es un estado de ánimo en el que no estás en lo más hondo de la triste, no era una depresión porque eso son palabras mayores. Pero era una pena muy honda contra la que no puedes luchar porque no sabes lo que te está sucediendo, van pasando los años y tu ves que no desaparece, ves que no hay salida y que no encuentras ilusión", contó el rostro más emblemático de Telecinco.
La solución
"Estuve a punto de hacer regresiones", confiesa el autor de 'La vida iba en serio'. "Pero sabía que no era un problema psicológico, decidí acudir a un médico y tuve que rellenar extensos cuestionarios con preguntas muy comprometidas sobre mi vida y mi estado de ánimo. Determinaron que tenía un desequilibrio hormonal muy elevado. Esto me estaba afectando y me han llegado a decir que podría haber desembocado en una depresión de no salir de casa. Me han recetado pincharme cada dos semanas una dosis de testosterona, está muy relacionada con el vigor y el aspecto sexual, pero no es solo eso, te ofrece tono vital y te ayuda a recuperar la fuerza que habías perdido",aseguró Jorge Javier Vázquez.