Ya van dos semanas desde que Jonathan vive en el palafito sin poder comunicarse con nadie a no ser que sea mediante gestos. Tampoco realiza las pruebas para optar a las recompensas y la mayor parte del tiempo lo pasa en soledad, lo que le ocasiona que los días sean aún más largos de lo habitual.
Cuando puede ir a la Playa de los Abandonas resulta que tampoco es bien recibido ya que se dedica a recolectar todas las almendras posibles, lo que acaba enfadando a sus compañeros: " Si se queda en el palafito una semana más a este ritmo la semana que viene no le quedan almendras ", comentaba Mahi. Este hecho ya le provocó una discusión con Violeta que se quejaba de dejarles sin la comida que ellos tenían gracias a vivir en la isla.
El cocinero se siente devastado y no ha podido aguantar las lágrimas. Por ello ha pedido su expulsión de cara al siguiente jueves y regresar a España con su novia y su familia: " Lo siento, no soy un superviviente. Yo ya quiero irme porque ahí estoy solo casi todo el día, no puedo hablar y no paro de pensar en mi familia".
El palafito consume a los concursantes
La realidad es que todos llegan al palafito con fuerza y ganas de continuar en el concurso, ya que llegar al final es la meta de todos. Pero una vez allí, más que una oportunidad por permanecer en el programa, supone un castigo que acaba con los pocos ánimos que les quedan: " Estoy solo, no puedo hablar con nadie y a mi esto me está matando ", explicaba Jonathan sin poder contener las lágrimas. Lo mismo le ocurría a Loli Álvarez que finalmente era expulsada la gala del jueves 16 de mayo por decisión del público.