La relación entre Javier Ungría y Elena Tablada cada vez se recrudece más. Después de cuatro años de matrimonio y una hija en común, las tensiones entre ellos son cada vez más grandes, y los dos están a la espera de que salga el juicio por la custodia de su hija en el que se verán las caras. Mientras tanto, poco a poco van saliendo a luz más datos sobre su separación, lanzándose pullitas a través de sus intervenciones en diversos medios de comunicación.
Ahora se ha podido descubrir que la diseñadora contrató a un detective privado para que espiara a Javier Ungría cuando aún estaban casados, ya que tenía sus sospechas sobre una posible infidelidad por su parte. Tras esto, el susodicho ha sido preguntado al respecto, y aunque en un principio parecía que no se iba a pronunciar, al final ha hablado de esta situación.
" Me constaba, sí. Pero es una historia acabada, no hay problema. No me daba miedo ni notaba que viniese detrás ", ha comentado, por lo que, pese a todo, está muy tranquilo. No se sabe en qué momento se enteró de que su exmujer le había puesto un espía, pero seguro que no ha sido plato de buen gusto para él.
Aunque en un primer momento se había dicho que lo que ella quería averiguar es si le estaba siendo desleal, según la periodista Beatriz Cortázar el problema era mucho más grave que otra mujer. " Ese era el menor de sus problemas. Es un tema más delicado que eso, del que no se puede hablar", ha comentado la periodista. Ella ha remarcado que Ungría cambió mucho en el momento en el que se casaron, y todo se complicó.
Todo cambió a peor
" Nadie lo sabe, pero Elena lo ha pasado muy mal con Javier. Hasta que se casaron, él era el perfecto gentleman, el hombre ideal. Él se deshacía en atenciones con ella. Todo cambió de manera radical después de la boda ", explicó una persona cercana a Tablada. "Lo que a Elena le ha tocado vivir... Una montaña rusa llena de inestabilidad, de noches sin dormir, y de preocupación cuando él salía y llegaba a casa a altas horas de la madrugada", seguía diciendo.