El escándalo saltaba a principios de semana. En contra de la Fiscalía, el Tribunal Supremo admitía a trámite la demanda de paternidad contra el Rey Juan Carlos presentada por Ingrid Sartiau. Aportando unas pruebas de ADN como prueba, esta mujer belga afirma que ella nació fruto de una relación que el antiguo monarca mantuvo en el año 1966 con su madre, tras conocerse en una feria en Luxemburgo.
"Mi madre conoció a Don Juan Carlos en Francia y pasados unos años volvieron a verse en la Costa del Sol. Mi madre vivió esta historia ella sola, solamente se lo contó a dos o tres personas, creo que tenía miedo de que su historia pudiera perjudicar a alguien y por eso no quiso hacerlo", dijo sobre el motivo que le ha llevado a guardar el secreto durante todos estos años. "Yo no tengo ninguna prueba a parte del testimonio de mi madre, pero no la necesito porque yo confío absolutamente en ella", afirmó cuando se le preguntó si podría aportar algo más al Tribunal que la historia que le había contado su progenitora.
Por la vía discreta
Cuando sale a la luz un caso de este tipo, siempre se cuestiona la búsqueda de fama y reconocimiento social del demandado. Ingrid Sartiau quiso rebatir estas opiniones asegurando que: "Escribí dos cartas a la Casa Real pidiendo que el tema no trascendiera al público, quería que esto se tratara en familia. Nunca tuve el objetivo de llegar a la prensa, yo siempre he querido respetar el secreto de mi madre". Por el momento, Sartiau ha pedido al Supremo que el Rey Juan Carlos se someta a una prueba de ADN, proposición que éste tendría el derecho de rechazar.