Una víctima sin apoyos
Sin embargo, entre los recuerdos bonitos, están los más feos: las agresiones constantes del domador. El maltrato Rey lo achaca a las inseguridades de su marido, a su "carácter fuerte" y a sus adicciones. Ante las preguntas de Mejide, la vedette revela que llegó a denunciarlo en varias ocasiones, pero que no le dieron importancia a su caso, pues todo el mundo conocía a su marido: "Cuando denuncié, no me hicieron caso", afirma, asegurando que llegaron a tomárselo en broma: "Ya sabían cómo era y lo que consumía. Se reían. Decían: 'bah'".
A pesar del dolor, hablar de su historia le ayuda: "Para mí esto está siendo una terapia extraordinaria. Después, cuando termine, voy a ver en realidad si la necesito y, si la necesito, la haré", explica, a la vez que revela que el punto de inflexión en su relación con el domador llegó cuando él la echó de casa: ese fue un momento decisivo. Tras una discusión "muy gorda", Ángel Cristo echó de casa a su mujer: "Me dejó en la calle, descalza, sin ropa ni nada. La chica me sacó un abrigo, unos zapatos, me dio algo de dinero para un taxi, me fui a casa de una amiga y ahí ya tomé la decisión de volver a poner denuncia y de buscar un abogado para la separación". Solo cuando habla de su marido a Rey se le saltan las lágrimas: "Tuve que pasar muchas cosas horribles con él", explica.
La separación, aunque difícil, supuso un alivio para la vedette, que cada vez estaba más preocupada por ella y sus hijos: "Se volvía loco. Y el revólver no lo dejaba nunca", revela sobre las actitudes de Cristo, confesando que, incluso, llegó a dispararla durante una discusión: "Sí, incluso me disparó una vez", cuenta, aunque el disparo falló y la bala "se clavó en la cómoda". Sin embargo, a pesar de unas revelaciones tan impactantes, la vedette reincide en el amor que sintió por el domador: "Lo quería tanto, ha sido el amor de mi vida. No he querido a nadie como a él".