Su hermano se pronuncia
Miguel Ángel Amargo es un habitual del programa de Sonsoles Ónega, aunque no es una cara visible ya que es uno de los cámaras. En cambio, en esta ocasión, se ha puesto delante de los focos para hablar sobre su hermano tras ingresar en la cárcel. Miguel Ángel Amargo aseguró sentirse "muy impotente", ya que aunque le gustaría poder ayudar a Rafael Amargo, es algo que no está en su mano.
Por el momento, ni él ni sus padres han ido a visitar al bailaor a la prisión: "Mi padre y mi madre, que ya son octogenarios, no tienen ganas de verle ahí, no quiere ver eso porque han visto como ha ido pasando el tiempo hasta llegar aquí". Y es que, tanto él como su familia han tratado de hacerle ver las cosas y evitar que llegara a este punto, pero no pueden hacer más. "Hemos hecho mucho para que no se vea ahí, le hemos ayudado para hacerle ver cosas, pero no ha querido y eso depende de cada uno".
Miguel Ángel Amargo siente que tras lo ocurrido es como si hubiera vivido un "tsunami", ya que tras su paso tienen que reconstruirlo todo. "No es mala gente, no tiene mal corazón, pero ha ido decayendo y entrando en caminos que no debía", explicó su hermano muy afectado por la situación, después de haber estado mucho tiempo tratando de que no se fuera por el mal camino.