Unos intentos desesperados que incluso han traído a España a la exmujer del futbolista y a sus dos hijos, que se encuentran afincados ya en Barcelona para estar más cerca de él y, según apuntaron varios medios, podrían ser también otra estrategia para salir de prisión al servir de arraigo familiar. Un arraigo que Alves había perdido en cuento su mujer, la modelo Joana Sanz, hacía pública su decisión de divorciarse de él. Tras esto, la canaria fue desalojada de la casa que compartían en Barcelona.
Y mientras tanto los días, las semanas y los meses pasan para Dani Alves en prisión y sin poder disfrutar de su libertad hasta que llegue el juicio por la presunta violación y se dé un veredicto que determinará si será libre o, por lo contrario, seguirá en prisión esta vez sí cumpliendo ya condena por un delito. Una vida entre rejas totalmente alejada de la vida de lujos que este se permitía vivir desde hacía años gracias a su trabajo como futbolista profesional.
Al grito de "maricón" y "violador"
Un trato que le lleva también a permanecer más aislado y a apenas relacionarse con el resto de compañeros: "Él solamente sale al polideportivo cuando juega contra otro módulo. Sino, se queda ahí en el módulo o se pone en la sala de día a ver la tele", y de las pocas veces que lo ha hecho, eso sí, este no ha dudado en hablar de los motivos que lo llevaron a prisión y que son conocidos por todos dada la mediatización del caso: "Que todo ha sido consentido, que todo bien. Una noche de fiesta".
Una mediatización a causa de su fama, lo que hace que Alves tampoco sea un preso como otro cualquiera, contando con determinados tratos de favor según su compañero por parte de algunos funcionarios: "Alguna vez privilegios sí que tiene", aunque hace casi la misma vida que el resto, como por ejemplo comiendo en el comedor con todos la misma comida: "Él como exactamente la misma mierda que nos dan a nosotros". Una situación que para Alves no parece estar siendo fácil a pesar de todo y este compañero asegura que se le ha contado un gran cambio desde ingresó: "Está más delgado, está más demacrado. Se le ve triste a ratos", asegura.