El colaborador de 'Sálvame' Gustavo González no levanta cabeza. Parece que su relación con la exactriz porno María Lapiedra le está costando más de lo que le está dando y cada día en el plató se convierte para él en una lucha. Lejos de encontrar el apoyo de su familia, el periodista ha vuelto a recordar que la relación con sus cuatro hijos es distante y fría.
Para ayudarle, la dirección del programa le brindó la posibilidad de dar algunas sesiones de coaching con Cristina Soria, una especialista en la materia. Fue entonces cuando González reconoció que, aunque últimamente está más sensible de lo normal y "se rompe" con casi cualquier cosa, lo que más dolor le provoca es aquello que más echa en falta: sus cuatro hijos.
El valenciano especificó que a pesar de que sí estuvieran en su vida, él no los tenía como le gustaría. "Yo soy de contacto, soy de cariño. Soy muy empalagoso y aunque son cuatro hombres, me gusta abrazarlos mucho", confesaba el colaborador. Después de que Carlota Corredera le preguntara si es que sus hijos no se dejaban abrazar, él respondió que " menos de lo que yo quisiera ", dando a entender que algo falla en su relación familiar.
María Lapiedra, la causa de sus males
La psicóloga aconsejó a González que tenía que dejar de intentar controlarlo todo y de proteger a todo el mundo, para centrarse más en él mismo. Según ella, el periodista carga una gran "saco" emocional a su espalda que está haciendo mella en su salud. Sin decirlo abiertamente, el periodista insinuó que la relación con María Lapiedra es el motivo del distanciamiento con sus hijos. "Entiendo que tengo que dar tiempo y que están dónde tienen que estar. Les he pedido perdón muchas veces, les pido disculpas por el dolor, supongo que enamorarse no es un error y es lo que más dolor les ha causado, que me enamore de otra persona", dijo el valenciano después de rogar, implorar y pedir pasar más tiempo con ellos.